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miércoles, 25 de septiembre de 2019

El guardés del tabaco, de Jairo Junciel.






















Datos técnicos:



Título: El guardés del tabaco.
Autor: Jairo Junciel.
Editorial: Almuzara.
1ª edición: Diciembre/2017.
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
Idioma: Español.
ISBN: 978-84-17044-49-7.
Nº pág.: 265.


Sinopsis:


En la España del siglo XVIII, carcomida por la codicia y donde vidas y lealtades valen poco o nada, nace Aníbal Rosanegra, huérfano de padre por causas que él desconocerá durante largo tiempo. Subsiste junto a su madre rodeado de miseria, presenciando las ejecuciones de los condenados y sufriendo la avaricia de los comerciantes. Pronto aprenderá a sobrevivir gracias al ciego a quien sirve de lazarillo, y se abrirá más tarde camino gracias a su espada Longina -legado de su progenitor- y al apoyo de su buen amigo Cucha, un antiguo soldado de los Tercios metido a guadés de la Real Fábrica de Tabacos. Aquí y allá Aníbal plantará cara a enemigos harto poderosos. Beberá del ponzoñoso amor de una mujer despiadada, camarera de la Reina que conspira para asesinar al Príncipe de Asturias,y se enfrentará al implacable sicario llamado Gargantúa, a quien ha arrebatado su mayor trofeo de caza.



Opinión Personal:



Disfruto mucho con la lectura de novelas de capa y espada y, si por encima tiene el aliciente el que por sus páginas desfilan pícaros y demás personajes que conforman tan singular cofradía, el entretenimiento y alguna que otra risa o sonrisa está asegurado. Y es que tales personajes provocan en el lector el efecto que acabo de mencionar, sobre todo por la verborrea fácil que tienen y las tretas que utilizan para salir airosos de situaciones comprometidas. La sinopsis y la portada de la novela que hoy reseño, El guardés del tabaco, de Jairo Junciel, es un claro reclamo para afrontar su lectura. Y ya lo creo que fue un gran acierto por mi parte conocer las peripecias de Aníbal Rosanegra porque, a parte de lo mencionado en este párrafo, el autor utiliza una prosa exquisita, con la que logra que me sintiera transportado al siglo XVIII mientras mes sumergía en su lectura.
(Cuesta de Tentenecio-Salamanca)
En El guardés del tabaco el ingrediente metaliterario está muy presente, bien de forma implícita o explícita, a lo largo de los ocho capítulos titulados que conforman la novela. El lector lo podrá comprobar tanto a través de varios personajes que guardan una relación muy directa con Aníbal Rosanegra, como por determinados datos biográficos que ofrece el protagonista, que muy pronto me trajeron a la memoria la figura de El lazarillo de Tormes. El lector se encontrará también con alusiones literarias que se refieren a Calderón de la Barca, Shakespeare, sin olvidarme de El Quijote, ni de Alejandro Dumas, porque el lector se encontrará con ingredientes propios de sus novelas, sobre todo las protagonizadas por los tres mosqueteros. Aunque también hay guiños a Pèrez Reverte, en la figura de dos de los personajes que estuvieron en los Tercios de Flandes. En mi modesta opinión, me dio la sensación de que el primer tutor de Aníbal Rosanegra, Guzmán Santalla, tenía rasgos de uno de los pícaros más conocidos de nuestra literatura, como es Guzmán de Alfarache, aunque también me dije que tenía otros de unos de los personajes de El Lazarillo de Tormes. El escritor, poeta y dramaturgo Diego de Torres Villarroel es otro de los personajes históricos que guardan relación con el protagonista, porque es el primer tutor que tiene de los tres que le ayudarán a formarse en su ciclo vital.

Aníbal Rosanegra relata las peripecias que marcarán su vida desde una edad ya adulta. En este sentido, puede decirse que estamos ante una novela autobiográfica, técnica que se suele utilizar en la novela picaresca para dar a conocer las andanzas de pícaros similares al protagonista de El guardés del tabaco. Aníbal Rosanegra nos relata sus andanzas desde el mismo momento en el que su madre siente los dolores del parto en el que dará a luz a un vástago que no tendrá una vida fácil. Pero el protagonista de esta novela sabrá enfrentarse a ella con las enseñanzas que recibe de quienes fueron sus tutores desde que tiene que escapar de su casa, ante la decisión que tomó tras presenciar la escena en la que el carnicero yacía a su madre. «El bachiller Villarroel me había enseñado a leer, a calcular y a rezar. Guzmán me adoctrinó después sobre la vida, ...pero fue Cucha quien me enseñó a ser un hombre» (pág. 101).
(Real Fábrica de Tabacos-Sevilla)
A parte de conocer las peripecias de Aníbal Rosanegra, esta novela tiene como atractivo el que nos «muestra cómo se gestionaba en aquella época la floreciente industria del tabaco que daba trabajo y sustento a miles de almas» (pág. 77). Pero también el lector se encontrará con los peligros que acarrea el dedicarse a un trabajo como este, como lo podrá comprobar Aníbal en los viajes que hacen desde Sevilla hasta Madrid, e incluso en Salamanca, en donde se establecerán finalmente, pues en la ciudad charra tendrán también algún percance relacionado con el tabaco, y en donde también se dedicarán a otros oficios de dudosa reputación. Jairo Junciel ofrecerá al lector en diversas fases de la novela información sobre el funcionamiento de esta industria, desde que tan preciado producto llega desde el Nuevo Mundo hasta su gestión y distribución por la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla.

Jairo Junciel ofrece a lo largo de los capítulos que conforman El guadés del tabaco un gran fresco costumbrista de cómo era la sociedad española de aquel entonces, sobre todo de las clases bajas y menos favorecidas del país, porque a ellas pertenecen la gran mayoría de los personajes que desfilan por sus páginas. El narrador describe escenas cotidianas, sobre todo las que tienen lugar en tabernas, mesones y mancebías, en donde tendrá lugar alguna que otra reyerta, así como la vida que llevan los moradores de la casa natal de Aníbal Rosanegra y del cortijo de Cucha. Aunque en último tercio de esta novela el lector se encontrará con la presencia del Duque de Alba y María Feilding, que es camarera mayor de la Reina Isabel Farnesio. La camarera real da mucho juego a la trama, desde el momento en el que aparece en escena. Con estos dos personajes el narrador describirá escenas que tienen lugar en el palacio de Monterrey y asistirá a un corral de comedias que se había abierto cerca de la casa del concejo, en donde se representaba una obra de teatro basada en la figura de El Lazarillo de Tormes. En lo que se refiere a estos dos personajes de la nobleza, prefiero que sea el lector que muestra interés por El guardés del tabaco quien descubra qué relación une a Aníbal Rosanegra con estos dos personajes.
(Palacio de Monterrey-Salamanca)
Otro gran aliciente de El guardés del tabaco es el estilo narrativo del autor. Como ya comenté en el primer párrafo de esta novela. Jairo Junciel logra que el lector sienta que realiza un viaje literario al siglo XVIII. Y es que me encantó la forma narrativa que utiliza, porque en todo momento me dio la impresión de que estaba leyendo un verdadero clásico, al estilo de El Buscón de Quevedo, El Lazarillo de Tormes o el ya mencionado Guzmán de Alfarache. Es Aníbal Rosanegra logra la complicidad del lector al utilizar las fórmulas de tratamiento de la época a la hora de relatar sus peripecias. A ese estilo al que hago referencia hay que resaltar la riqueza de vocabulario que utilizan tanto el narrador como los personajes, sobre todo los de clase social más baja, entre los que abundan el uso de germanías propias de los pícaros, lo que no impide que dificulte su lectura, porque no tardamos en deducir a qué se refieren cuando se utilizan en sus diálogos. No me olvido tampoco del frecuente uso de refranes y dichos populares, utilizados cuando la ocasión lo requiere, como una introducción a la intervención del personaje de turno.

Sin duda alguna, quienes disfrutan con las novelas de capa y espada tienen en El guardés del tabaco una lectura entretenida, a la par que instructiva, porque el narrador ofrece información de cómo funcionaba la industria del tabaco, que comenzaba a despuntar en aquella época. Esto que acabo de comentar, así como episodios históricos que se desarrollan en la novela, como el sitio de Gibraltar de 1727, en donde los dos guardeses se encuentran con el Conde De las Torres, muestran el rigor que utilizó el autor para reflejar tanto los hechos históricos como los episodios costumbristas que forman parte de la trama. El lector se encontrará con ingredientes muy atractivos como la intriga,  acción -en donde las emboscadas estarán muy presentes-, lances propios de capa y espada, aventurasasí como conspiraciones palaciegas, cuyas escenas tendrán una mayor presencia en el último tercio de la novela, en el que hay algunos giros que atraen nuestro interés, y en donde Aníbal Rosanegra se encontrará con un oscuro personaje apodado Gargantúa. El guardés del tabaco es una magnífica lectura, amena, con un ritmo ágil, y que nos invita a sonreír en algunas escenas porque el humor también está presente en un personaje a quien la vida no se lo puso muy fácil.


Biografía:


Jairo Junciel (Salamanca, 1982) es escritor, licenciado en Derecho y columnista habitual en medios digitales e impresos. Amante de la literatura del Siglo de Oro e interesado en la lingüística evolutiva, cultiva diversos géneros literarios, siendo la novela histórica su gran pasión. Respaldado por el aplauso de crítica y público tras su novela El Guardés del Tabaco, ganadora del prestigioso certamen Albert Jvell, nos trae la segunda entrega de la vida del guardés charro que ha embrujado a miles de lectores.

Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados de la web de la editorial Almuzara. Fotografía de Jairo Junciel, tomada de la web Médicos y Pacientes. Imágenes de la Cuesta de Tentenecio, Real Fábrica de Tabacos y Palacio de Monterrey en Salamanca, tomadas de Wikipedia. 





6 comentarios:

  1. No acabo de sentirme tentada con este libro, no me animo Paco.
    Besos

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  2. Antes devoraba las novelas de capa y espada como tú las llamas, las leía junto a mis primos que eran todos chicos y cuando acabábamos de leerlas jugábamos a los espadachines 😂😂😂
    Hace tiempo que no leo una en toda regla y tras lo que me has contado creo que la podía disfrutar y ya va siendo el momento de nuevo que cambie de registro; yo y mi búsqueda de la incomodidad literaria este año 🤗

    Besitos carinyet 💋💋💋

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  3. No soy muy aficionada al género de capa y espada, aunque he de reconocer que una de mis lecturas favoritas en la infancia fue "El jorobado de Lagardére". La debí de leer como tres veces. También me he encantado toda la serie de "Los tres mosqueteros y recuerdo haber disfrutado mucho con Alatriste. Va a ser que me gusta más de lo que yo pensaba. Sin embargo con los pícaros nunca he terminado de reconciliarme. ¿Te refieres a Alatriste con el guiño a Pérez Reverte?
    Tomo nota de esta novela. Algo en tu reseña me ha llamado la atención.
    Un beso.

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  4. Esta vez no me lo llevo Paco, no me llama mucho y el género tampoco me apetece ahora mismo
    Besos

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  5. Pues a mi me ha fascinado lo que nos cuentas de Anibal Rosanegra, además de que me gusta mucho cuando vamos encontrando componentes metaliterarios en una novela. Sin duda, una lectura muy atrayente Paco. Un abrazo

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  6. Me ha encantado. Ambientada en una ciudad maravillosa como Salamanca, una trama divertida, interesante y amena. Un rico vocabulario lleno de expresiones pícaras y de la época. Se te hace corta y con un final que deja abierta la puerta, espero, a una continuidad del relato.

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