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viernes, 5 de abril de 2024

Reseña Matar a un ruiseñor, de Harper Lee.

 












Datos técnicos:




Título: Matar a un ruiseñor.

Título original: To kill a mokingbird.

Autora: Harper Lee.

Traductor: Baldomero Porta Grau.

Editorial: B de Bolsillo.

1ª edición: Octubre/2014.

Año inicial de publicación: 1960.

ISBN digital: 978-84-9019-553-6.

Idioma: Español.

Nº pág.: 378.





Sinopsis:





«Dispara a todos los grajos que quieras, si puedes acertarles, pero recuerda que es pecado matar a un ruiseñor.»

Este es el consejo que da a sus hijos un abogado que está defendiendo al verdadero ruiseñor del clásico de Harper Lee: un hombre de color acusado de violar a una joven blanca. Desde la mirada de Jem y Scout Finch, Harper Lee explora con humor y una honestidad insobornable la irracional actitud que en cuestiones de raza y clase social tenían los adultos del Sur profundo de los años treinta.

Harper Lee está de plena actualidad por el redescubrimiento de la novela original, rechazada por sus editores en su momento y una de cuyas tramas secundarias es la que dio origen a la novela Matar a un ruiseñor y a las películas homónima ganadora de varios Oscar.

Jean Louise Finch evoca una época de su infancia en Alabama, cuando su padre, Atticus, decidió defender ante los tribunales a un hombre negro acusado de violar a una mujer blanca. Novela de iniciación, Matar a un ruiseñor muestra una comunidad, la del sur de Estados Unidos durante la década de 1930, dominada por los prejuicios raciales, la desconfianza hacia lo diferente, la rigidez de los vínculos familiares y vecinales, así como por un sistema judicial sin apenas garantías para la población de color.








Opinión Personal:






Hace años que vi la oscarizada película Matar a un ruiseñor (1962), con Gregory Peck encabezando el elenco de actores, en la que encarna al personaje de Atticus, padre de la protagonista y narradora de la novela homónima y ópera prima de la escritora estadounidense Harper Lee, publicada en 1960. Matar a un ruiseñor era uno de mis eternos pendientes, pese a que es considerado uno de los grandes clásicos contemporáneos, a parte de ser galardonada con el Premio Pulizter en 1961, como mejor novela de ficción. Por fin saldé mi deuda lectora con este novelón con mayúsculas. Una vez leído, me dije que es un clásico contemporáneo que es preferible disfrutar con un ritmo de lectura pausado, para no perder detalle de todo lo que sucede a lo largo de los 31 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama. Capítulos en los que merece la pena recrearse, porque en todos ellos hay episodios que atraen la atención del lector, en los que no faltan giros inesperados y, en algunos, la tensión se palpa en el ambiente, sobre todo a medida que se acerca la fecha del juicio en el que el jurado popular tiene que dictar sentencia sobre la que pende la vida de un hombre de color acusado de violar a una joven blanca. Junto a esa fecha hay que estar también muy pendiente de lo que sucede en los capítulos posteriores, que suponen un gran colofón a esta apasionante historia.

(Póster película Matar a un ruiseñor)
Matar a un ruiseñor es una novela en la que la autora parte de episodios vividos en su infancia y adolescencia en su pueblo natal, Monroeville (Alabama, EE.UU), si bien la trama está ubicada en el pueblo ficticio de Maycomb, en el mismo estado. A esas vivencias añade un episodio que vivió de forma indirecta, como se aclara en su biografía, porque para el juicio por presunta violación que se celebra en esta novela utiliza un conflicto racista acontecido en 1931 en la vecina localidad de Scottsboro, y que conmocionó a la sociedad estadounidense de la época. Pero Matar a un ruiseñor es también una historia de iniciación porque, aunque está narrada en retrospectiva por la hija menor de Atticus Finch,  Scout,  muestra el mundo que le rodea desde la perspectiva de una niña de seis años, que es la edad que tiene la protagonista al comienzo de esta magistral historia. Con una novela de semejante calado me vienen a la memoria El niño con el pijama de rayas, del escritor irlandés John Boyne, o la película italiana La vida es bella, dirigida por Roberto Begnini, basada en parte en hechos reales. Imagínese el lector lo que supone para esta niña presenciar todo lo que sucede en Maycomb, y cómo con el paso de los capítulos empieza a darse cuenta de que el mundo que le rodea funciona de una manera diferente a esa mirada infantil e imaginativa e inocente con el que lo observa. Y es que vive en primera persona los primeros golpes que recibe de la dura y cruda realidad que domina la vida cotidiana de este pueblo del sur profundo, racista y violento de Alabama.

Pese a ubicarse la trama en el pueblo ficticio de Maycomb, me hice una clara idea de cómo son los espacios por los que transitan los personajes. En determinadas fases de la trama, y cuando las escenas se prestan a ello, la protagonista y narradora ofrece información sobre la fundación de esta población, en la que incluso reflexiona sobre cuál tendría que haber sido su ubicación real, atendiendo a una serie de características sobre la geografía que la rodea, y en el que también hay una plantación de algodón. Un pueblo en el que se refleja la segregación racial entre la población blanca y la de color, que vive en una barriada de las afueras del pueblo, con unas condiciones insalubres. De Maycomb atrajeron mi atención dos edificios en concreto: la iglesia metodista afroamericana ( M. E. First Purchase African), no sólo por su construcción, sino también por la celebración del oficio religioso y un evento que hay tras finalizar el mismo. Otro tanto sucede con la descripción que se hace del peculiar edificio que alberga al juzgado y otras dependencias oficiales. La Gran Depresión marca el estilo de vida en esta población sureña: los blancos viven con otras comodidades, pese a la gran crisis financiera que atraviesa el país, y sus habitantes de color tienen que apañárselas como pueden para mantener a su familia. Otro de los centros de atención es la escuela, en donde la protagonista y narradora atrae la atención sobre determinadas peculiaridades de quienes asisten a las clases que imparte la señorita Caroline, ajena a las características que marcan la forma de vida de sus alumnos.

Matar a un ruiseñor es una novela estructurada en dos partes diferenciadas. En la primera, Harper Lee ofrece una visión de la vida cotidiana de Maycomb, en la que el protagonismo pesa sobre Scout, su hermano Jem, cuatro años mayor que ella, y Dill, un niño que viene a pasar todos los veranos en casa de la señora Rachel. Juntos viven una serie de aventuras en las que el amigo de los hermanos Finch es muy imaginativo. Los tres amigos protagonizan una subtrama que tiene un marcado carácter gótico, porque les lleva a investigar el misterio que para ellos encierra la casa de los Radley. Y es que suceden episodios extraños que atraen su atención, porque se rumorea que el hijo de Nathan lleva muchos años sin salir de casa. Una atención que les lleva a aproximarse cada vez más para verificarlo, pese a las advertencias que reciben ante el peligro que conlleva sus atrevidas exploraciones. En esta parte el lector se familiarizará con una serie de personajes secundarios que, con el paso de los capítulos tendrán un papel destacado desde que es apresado Tom Robinson por lo que ya comenté en el primer párrafo de esta reseña. La segunda parte gira esencialmente en torno al juicio y posteriores consecuencias del mismo. El abogado Atticus Fich, padre de Scout y Jim, es propuesto como defensor del acusado, responsabilidad que acepta. Un juicio en el que se palpa la tensión y del que la voz narrativa incita a no perder detalle sobre su desarrollo. A lo que acabo de comentar hay que añadir la decisión que toman los tres amigos durante la vista, lo que origina una serie de situaciones sorprendentes, una de las cuales es protagonizada por Scout. Esta segunda parte no tiene desperdicio, porque las secuelas del mismo atrajeron mucho mi atención, sobre todo por los giros inesperados que se desencadenan y que originan un desenlace que pone un gran colofón a una novela redonda.

( Harper Lee con actriz Mary Bradman)
Pese a que es la hija pequeña del abogado Atticus Finch la protagonista y narradora de esta novela, está rodeada por un amplio elenco de personajes secundarios, que representan a los estamentos sociales de Maycomb. Personajes bien perfilados, sobre todo los blancos, que son descritos desde la perspectiva de Scout. Atticus Finchs es un hombre recto que trata de educar lo mejor que puede a sus hijos, porque es viudo. Es un abogado que mantiene una relación de igualdad con sus conciudadanos, sin tener en cuenta la raza ni las condiciones sociales y económicas, sobre todo si se dirigen a él para que litigue por sus intereses. Es el prototipo de abogado que pone en práctica sus ideas sobre la justicia para aplicarlas en el día a día. La tía Alexandra, hermana de Atticus, es todo lo contrario: una mujer muy estricta y tradicional sureña, que altera la vida de la familia, y a la que detestan sus dos sobrinos. Calpurnia es la mujer de color que hace las tareas de la casa y es considerada como parte de la familia; de hecho, no duda en dirigirse a los dos niños en lo referente a su comportamiento, alegando las disposiciones al respecto del abogado, a quien sirve desde hace años. Otros personajes que atrajeron mi atención son: Maudie Atkinson, una vecina amable, que con el paso de los capítulos entabla amistad con Scout, y que protagoniza un episodio que sorprenderá al lector, a parte de otros en los que no duda en sacar a relucir su personalidad, tanto en lo que se refiere al día a día de sus conciudadanos, como en las reuniones que mantienen las llamadas Mujeres Misioneras, tertulias que no tienen desperdicio. La señora Dubose es una anciana que tiene muy mala uva, y se aprovecha de Jem para algunos menesteres. Bob Ewell es el padre de la joven que acusa a Tom Robinson de violación, tiene muy mal carácter y es tomado por uno de los habitantes más ruines del pueblo. Tienen un carácter más afable el reverendo Sykes, de la iglesia metodista afroamericana, al igual que el sheriff Heck Tate, un hombre honesto que vela por la seguridad de sus convecinos, y   el juez Taylor, quien tiene su particular forma de comportarse en los juicios, pero que no pierde detalle de lo que sucede durante su desarrollo, en el que estuve muy pendiente de sus intervenciones, algunas singulares.

Me encantó Matar a un ruiseñor. En mi caso, es un novelón con mayúsculas, con un desenlace que se cuece a fuego lento y supone un espectacular colofón a la ópera prima de Harper Lee. La escritora estadounidense planifica y desarrolla una historia que definiría como una crónica novelada de la época, en donde la segregación racial y la violencia están muy presentes, al igual que todavía permanece en su memoria, en un sentido u otro, la derrota del ejército confederado en la Guerra de Secesión de EE. UU. La trama está contada en primera persona y en retrospectiva por Jean Louise Finch -Scout-, la hija menor del abogado Atticus Finch. En mi opinión, el relato de Scout es un viaje iniciático, cuya infancia transcurre entre la escuela y los juegos con su hermano Jim y el amigo de ambos, Dill, que pasa todos los veranos en Maycomb.  En la escuela protagoniza un incidente en el que se enfrenta con un niño,  porque acusa a su padre de ser amigo de los negros. Este episodio supone para la protagonista y narradora un primer golpe con el que comienza la pérdida de la inocencia, porque le sirve como espoleta para empezar a darse cuenta de que el mundo en el que viven los mayores es una realidad a la que se tiene que acostumbrar, y que se refleja a lo largo de los tres años que dura su narración. Hay también elementos góticos que guardan relación con la casa en la que viven los Radley, porque se cree que el hijo de Nathan vive desde hace años en el hogar familiar sin salir a la calleLa autora escribió una historia con un lenguaje sencillo, directo y sin rodeos, en el que están presentes el humor y la ironía cuando las situaciones se prestan a ello. En mi opinión hay equilibrio entre los diálogos y la narración. Diálogos que son muy dinámicos, vivos, enlazados y atractivos, y que resaltan la tensión que se palpa en una serie de escenas, sobre todo las que guardan relación con el juicio. Matar a un ruiseñor está conformado por un atractivo elenco de personajes que incitan al lector a estar muy pendiente de todo lo que sucede a lo largo de los 31 capítulos en los que se estructura el desarrollo de la trama.







Biografía:





Harper Lee nació en Monroeville (Alabama, EE UU), en 1926. En 1931, un conflicto racista acontecido en la localidad vecina de Scottsboro conmocionó a la sociedad estadounidense. Lee, testigo indirecto de los hechos, se inspiró en este suceso para escribir su primera y única novela conocida hasta 2015, Matar a un ruiseñor, convertida hoy en un clásico de la literatura norteamericana del siglo XX. Amiga personal de Truman Capote, Lee decidió retirarse del mundanal ruido cuando alcanzó la fama. En 2007 recibió la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos por su carrera literaria. Premio Pulitzer en 1961, un año después el director Robert Mulligan la llevó a la pantalla en una inolvidable película que obtuvo dos Oscar de la Academia: al mejor guion (Horton Foote) y al mejor intérprete masculino (Gregory Peck). En 2015 se ha reencontrado la novela Go Set a Watchman (Ve y pon un centinela), rechazada por sus editores en su momento y una de cuyas tramas secundarias es la que dio origen a Matar a un ruiseñor.

Notas: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora tomados de Amazon. Fotografía de Harper Lee tomada de la web del diario El Español. Imagen póster película Matar a un ruiseñor tomada de Wikipedia. Imagen de Harper Lee con actriz Mary Bradman (Scout) tomada de la web del diario Sidney Morning Herald.  








































10 comentarios:

  1. Hola, Francisco. Cuando decidí leer clasicos este fue uno de los primeros que abordé. Me gustó muchísimo, lo mismo que la película que ya había visto hacía un porrón de años, es que una ya va teniendo una edad...
    Ahora estoy leyendo 'A sangre fría' de Truman Capote y para complementarla he visto la película Truman. Ahí se veía cómo Truman gestó el libro acompañado de su amiga del alma Harper Lee. Y también se ve que Harper está escribiendo esta novela que nos traes y el éxito que le proporciona, al mismo tiempo que Trapote se hundía en la miseria. Al leer tu reseña se me ha venido todo ello a la mente y he creido que podía interesarte.
    Una reseña muy completa e interesante. Saludos.

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    1. Me he equivocado y la peli que te decía era Capote, no Truman. No sé en qué estaba pensando.

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  2. Sí señor, un novelón con mayúsculas. A mi también me gustó mucho. Fantástica reseña Francisco. Besos

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  3. Novelón con mayúsculas. Va con un ritmo lento pero constante y con un final magnífico. Tengo que volverlo a leer. Gran reseña.
    Besotes!!!

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  4. Hola!!!
    Totalmente de acuerdo, es todo un novelón, y la película estupenda. La reseña muy completa. Saludos

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  5. Ohhhh Paco. Acabas de crearme mucha necesidad. Tengo el libro en casa hace muuuuuuuuuuuchos años. Sin leer. Pero es que la película tampoco la he visto. Necesito poner remedio a esto ya. Me ha encantado lo que nos cuentas del libro. Besos

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  6. He tenido mucho tiempo este libro en mi lista de proximas lecturas y no lo he iniciado. Después de leer tu reseña si me animo

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  7. Hola Paco, la leí hace un montón de años y vi la peli en varias ocasiones, ambas me encantan y me parece de esos clásicos que es interesante leer. No me importaría releerla. Besos.

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  8. Hola Francisco!!
    Me alegro que te haya gustado, este libro lo lei hace años y tengo que volverlo lo a releer.
    Gracias por la recomendación y reseña.
    Besos💋💋💋

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  9. Me gustó mucho, pero me sorprendió que el juicio fuera algo tan secundario y que la obra se centrara tanto en el crecimiento de los niños.

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