Datos
técnicos:
Título:
Memorias de un solterón.
Autora:
Emilia Pardo Bazán.
Año de
publicación inicial: 1896.
Editorial:
Libro de Dominio Público.
ASIN:
B006EA4O4I.
Formato:
Ebook.
Idioma:
Español.
Nº
pág.: 376.
Sinopsis:
Desde
el punto de vista personal, Emilia Pardo Bazán ha llegado a su
madurez cuando escribe "Memorias de un solterón". En 1986,
fecha de publicación de la novela, doña Emilia es una mujer
totalmente independiente, dedicada en cuerpo y alma a la literatura.
Está decidida a afrontar las experiencias que le depare el destino
guiada exclusivamente por su propio criterio y conciencia. "Memorias
de un solterón" pertenece a una nueva etapa literaria que los
críticos distinguen después de la aparición de sus novelas más
claramente naturalistas. La autora idea un plan novelístico similar
al que Balzac, Zola o Galdós han llevado a la práctica. En su caso,
las novelas se centran en la descripción y análisis de las
relaciones entre hombre y mujer, en la institución legal que los
regula: el matrimonio. A través de los personajes femeninos de
"Memorias de un solterón", doña Emilia da entrada a sus
ideas sobre la situación de la mujer en su época, ya desenhebradas
en multitud de ensayos publicados, analizando especialmente la
problemática de las jóvenes que pertenecen a la clase media.
Opinión
Personal:
En
mayo del presente año leí y publiqué en este blog mi reseña sobre
Doña
Milagros (reseña),
la primera novela con la que Doña Emilia Pardo Bazán tenía en
mente conformar una serie al estilo de las que escribieron Balzac,
Zola o Galdós, como adelanta la sinopsis. Una serie que lleva el
título genérico de Adán y Eva, porque centra el relato
a través de la descripción y el análisis de las relaciones entre
hombre y mujer en la institución legal que los regula: el
matrimonio. PPero lo que iba a ser una serie se quedó
en díptico: una pena porque, tras leer Doña
Milagros
y Memorias
de un solterón,
me quedé con las ganas de seguir disfrutando de lo que prometía ser
un conjunto de historias que deleitarían a sus fieles seguidores —de
los que presumo formar parte—. Sin duda alguna, no tendrían
desperdicio porque los personajes principales que conforman el elenco
de este díptico son dignos de protagonizar historias igual de
atractivas que las dos citadas en este párrafo, dadas las
características que los definen. La autora de Los
pazos de Ulloa
es toda una maestra en el arte de contar historias a través de las
que reivindica el problema de la época que más le preocupó, la
situación de la mujer, al igual que plasma un minucioso
retrato sobre la sociedad española del siglo
XIX, con especial énfasis en la clase media y los estamentos más bajos, a través de los personajes que conforman el universo que transita por
Marineda, su particular Macondo.
Si
en Doña
Milagros
la condesa de Pardo Bazán relata a través de Benicio Neira las
vicisitudes que le acompañan, junto con su numerosa prole, en
Memorias
de un solterón
utiliza la técnica epistolar de las memorias, a través del relato
en el que el apuesto y presumido Mauro Pareja narra una historia en
la que es el protagonista indiscutible. Sin embargo, y a modo de
pausa, reconoce que el lector se pregunta «si
lo que nos relata V. o más bien se hemos de tomarnos interés por
Argos, Rosa, Feíta y demás retoños de ese padre de familia
angustiado y maltrecho»
(cap. XVI), a lo que responde con su razonada reflexión al respecto.
A lo largo de los 26 capítulos en los que se estructura el
desarrollo de la trama, su relato se entrecruza con el que le
ofrece Benicio Neira, con quien entabla amistad. Benicio Neira le pone al corriente sobre las
características que definen a las féminas de su prole, que son
mayoría aplastante, salvo el joven a quien en familia llaman
Froilancito. Por su verdadera amistad con el lastimoso ejemplo que le ofrece el
sufridor padre de familia, decide asistir a las tertulias que
organizan sus hijas mayores, porque «estaba
dispuesto a ser útil al excelente D. Benicio, salvarle de peligros
que yo presentía y él era muy capaz de no sospechar si quiera»
(cap. VI). Dados los personajes masculinos que frecuentan las
tertulias que tienen lugar en su casa, el padre de las jóvenes presiente
que algo bueno puede salir de esas reuniones para el futuro de sus
hijas mayores, si bien el dandy
de Marineda no duda en advertirle sobre lo que realmente les puede suceder.
Sin
duda alguna, Mauro Pareja es un personaje que da mucho juego a la
novela. La trama empieza con interés, porque el protagonista y
narrador ofrece su opinión sobre el apodo que le pusieron en Marineda, el Abad.
A través de los primeros capítulos el lector lo conocerá en su propia
salsa. Unos capítulos que me gustaron por las razones y ejemplos con los que justifica para alejarse del estado matrimonial. Él
mismo define sus rasgos físicos y estatus social: un burgués de 35
años que puede permitirse llevar una vida regalada, porque tiene
posibles para ello, ya que es arquitecto. Una vida en la que cuida
mucho su propia persona, porque le gusta todo lo que significa
confort, sinónimo de bienestar y también de pulcritud. Se reconoce
egoísta, pero defiende que el egoísmo que tiene no es el propio está ajustado al sentido habitual de la
palabra, porque se defiende que con el que preconiza no hace ningún daño a
sus semejantes.
Tras
esta defensa de su soltería, si bien no faltan mujeres en su vida
regalada se defiende ante las críticas que sobre él se vierten
en Marineda por «una
colección de buenas señoras,...que si me conocen no han cruzado
conmigo tres palabras, y andan por ahí creándome una reputación
siniestra»
(cap. IV). Mauro Pareja vive en la Calle Mayor de la ciudad, la más céntrica, en
la casa de huéspedes de doña Consolación Fontán y Guripe, a quien
llama doña Consola, de la que cuenta sus orígenes y el del
mobiliario que instaló en su hospedería, así como lo bien que
trata a sus pupilos y, en particular, alaba las delicias que le
prepara. La vida sosegada que lleva el protagonista le da tiempo para
dividir su jornada diaria según lo estime oportuno y los compromisos
personales que tenga.
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(Calle Real-A Coruña (Calle Mayor-Marineda)
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Las
memorias de Mauro Parejo no están exentas de ironía y desenfado, lo
que provoca que el lector disfrute con los episodios que se desarrollan
a lo largo de los capítulos. Unos capítulos en los que las escenas
que se suceden me levantaron más de una sonrisa, sobre todo en los
que estaba presente este peculiar personaje. Tal y como comenta con su interlocutor de turno los asuntos
que trata en la conversaciones que mantienen, hubo tramos en los que
tuve la sensación de que le seguía la corriente, porque le
divierten los argumentos que le expone, sobre todo si se trata de su tema predilecto, que le gusta rebatir con las teorías de
las que tanto presume. El relato del protagonista y narrador se
enriquece con las subtramas que tienen su origen en las tertulias que
organizan las hijas mayores de Benicio Neira y varias amigas, a las
que ya aludí en esta reseña. Unas subtramas que incitan al lector a
estar muy pendiente de lo que sucede en semejante círculo, porque en
ellas tienen lugar una serie de giros en los que se presiente que alguno de ellos puede desembocar en un desenlace no muy deseado.
Sin
duda alguna, Emilia Pardo Bazán muestra a través de sus novelas y
relatos un retrato fiel de la sociedad española de la época que le
tocó vivir. El lector disfrutará en Memorias
de un solterón
con el retrato que ofrece sobre las costumbres que marcan la vida en
una ciudad de provincias como es Marineda. Unas costumbres que se
reflejan a través de los personajes que transitan por las páginas
de esta historia que tan bien hilvana la escritora coruñesa y en la
que capta la atención del lector por todo lo que sucede a lo largo
de los capítulos que la conforman. Los lugares de esparcimiento en
los que se reúnen los miembros de la burguesía marinedina son los
apropiados para enterarse de los temas que tratan en sus reuniones
los varones de la alta sociedad, en los que no faltan las críticas a
determinados personajes de su estamento social o los líos de faldas
que se traen algunos de ellos. En los paseos o cafeterías donde las buenas
señoras de la sociedad cotillean como cotorras los chismes que se
cuentan en la ciudad, sobre todo los más jugosos, y si escandalizan,
mejor todavía; saben que su particular noticiero no tardará en
llegar a oídos de sus conciudadanos. Como en toda su novelística y
relatos, no se olvida de quienes conforman las clases medias o las
más bajas del escalafón social, porque son a los que más
visibilidad quiere darles. Es muy consciente que su voz y sus
reivindicaciones tienen que ser escuchadas por medio de los personajes que los representan. Aunque, sin duda alguna, lo que más
le preocupa y se refleja en sus novelas es el papel que representa la
mujer en aquel entonces: es una gran defensora de la emancipación de
sus congéneres, y tiene muy claro que les corresponde disfrutar los
mismos derechos que los varones.
Lo
que acabo de comentar en el párrafo anterior se manifiesta a través
de los personajes que conforman el elenco de Memorias
de un solterón. Emilia Pardo Bazán perfila unos personajes que son un fiel reflejo
de la sociedad española del último tercio del siglo XIX, y más en
concreto en una ciudad de provincias tan cerrada en sus conductas sociales
como es Marineda. Unos personajes que saben qué papel les toca
desempeñar en la trama, son muy vivos y tienen una gran capacidad
psicológica, que se refleja, sobre todo, en los últimos capítulos.
Quienes hayan leído Doña
Milagros,
se encontrarán con algunos que vuelven a transitar por las
páginas de esta novela, pero también con otros nuevos. Entre los
personajes masculinos nuevos destacaría al que llaman el compañero
socialista Ramón Sobrado; León
Cabello, el virtuoso marinedino de la música, o el nuevo gobernador, Julián Mejía. En este sentido, me
llamó mucho la atención los nombres de algunos de ellos, porque
entendí que estaban puestos con una clara intención, ya que
definen ciertos rasgos físicos o propios de su personalidad. Los
dos primeros que menciono en este párrafo, al igual que el protagonista y
narrador, Mauro Pareja, son un claro ejemplo de lo que acabo de
comentar.
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(Playa de Riazor-A Coruña (Playa del Rial-Marineda)
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Como
es habitual en la narrativa de la condesa de Pardo Bazán, son los
personajes femeninos quienes tienen un mayor protagonismo. Rosa, María Ramona —Argos—, y Feíta son las hijas de Benicio Neira que más relevancia tienen en Memorias de un solterón. Son tres muchachas que están en edad casadera y lo que desea su padre es que encuentren
un buen marido que las prive de pasar las estrecheces económicas que
cada vez le agobian más. Un
padre de una familia, -aunque ya con dos miembros independizados y
otros dos prohijados-, a quien le es imposible ejercer su autoridad,
porque todavía sigue echando en falta la fuerza y el mando que tenía
su mujer para llevar la casa. Fe, a quien se la conoce por el apelativo un tanto injurioso de Feíta, es el personaje que más me atrajo por todo lo que significa en la
novela. Desea emanciparse y ganar su sustento con
el trabajo que realice. Puede decirse que es una joven
intelectual, porque le gusta leer y aprender de todo lo que lee, ya
que frecuenta temáticas muy variadas, y es una asidua visitante de la biblioteca que tiene la propietaria de la casa de huéspedes, doña Consolación. Pero también controla las
labores de la casa, porque le preocupa lo que hacen realmente
sus hermanas Rosa y María Ramona, por lo que tendrá más de un
enfrentamiento dialéctico con su padre. El
protagonista y narrador dice de Feíta que «no
es linda, aunque tampoco ni repulsiva ni desagradable. Su cara más
que de doncella, de rapaz despabilado y travieso...(cap.
VIII). En mi opinión, tal y como se describe este personaje en su conjunto, diría
que su perfil guarda un cierto parecido con Emilia Pardo Bazán. Me
gustó mucho el capítulo en el que mantiene un verdadero debate con
Mauro Pareja, ante las pretensiones que tiene la joven de emanciparse. A las mujeres de la familia Neira hay que añadir la
presencia en determinadas escenas de otros personajes femeninos como doña Consolación, ya citada en esta reseña, o la singular
Remedios Veniales, un personaje más bien testimonial, por las escasas escenas en las que está presente, pero de las que se deduce cuál es
su distracción favorita.
Disfruté
mucho con la lectura de Memorias
de un solterón. El
desarrollo de su trama tiene
un ritmo fluido, y está contada desde la perspectiva del
protagonista y narrador Mauro Pareja, un personaje que le gusta
cuidar de su persona, al igual que disfrutar del confort y la buena mesa.
Pese a ser un
relato epistolar escrito a modo de memorias, me gustó mucho el
enfoque narrativo que le confirió la autora de Los
pazos de Ulloa.
Un enfoque muy acorde con la forma de ser de Mauro Pareja, porque
tanto el tono desenfadado como la ironía están muy presentes a lo
largo de los capítulos. Incluso en algunas conversaciones que
mantiene a modo de debate con el interlocutor de turno, tuve la sensación de que en algunas le seguía la corriente, porque le
divierten los argumentos que le expone en el tema que abordan, aunque en otras trata de aconsejarle sobre la forma en la que debe de actuar en determinadas situaciones que le inquietan. En mi opinión, los cuatro
primeros capítulos son a modo de introducción, porque en ellos se presenta ante
el lector, al igual que le expone, utilizando incluso algunos ejemplos,
diría que a modo de relatos cortos, la defensa de su soltería, en la que
incluso cita algunos seres mitológicos si en su reflexión viene al caso. Su historia se entrecruza con la de Benicio Neira
y las tertulias que se organizan en su casa, a quien le mantendrá
informado sobre todo lo que sucede en esas reuniones, porque está
muy convencido que se producirán situaciones que pueden preocupar en
demasía al padre de las jóvenes. Un padre que a lo que más ansía es el
que sus hijas consigan un buen marido que les permita alejarse de las
penurias económicas que ensombrecen su vida familiar.
Biografía:
Escritora
y periodista española (A Coruña, 1851-Madrid, 1921), Emilia Pardo Bazán es considerada como una
de las novelistas clave en el realismo y el naturalismo español del
siglo XIX y principios del XX. No solo fue un referente literario,
sino que su defensa de los derechos de la mujer la convirtió en una
de las primeras feministas españolas.
De
familia noble, Pardo Bazán recibió una esmerada educación en su
Galicia natal y, tras contraer matrimonio, se instaló en Madrid
durante unos pocos años antes de viajar por toda Europa donde la
escritora completó su formación en varios idiomas.
Tras
el nacimiento de su primera hija, la escritora publicó su primera
obra, Pascual
López (1879),
a la que siguieron Un
viaje de novios o
La
tribuna,
en la que ya se puede apreciar la influencia del movimiento
naturalista.
Sus
ensayos sobre literatura, en los que analizaba, por ejemplo, la obra
de Zola, fueron publicados en un solo volumen que provocó gran
polémica y que estuvo a punto de acabar con su matrimonio, cosa que
sucedió a los pocos años.
Pardo
Bazán inició una relación con Benito Pérez Galdós, también
escritor naturalista, aunque ambos mantuvieron con obras como
Insolación
o
La
prueba, una
tendencia cercana al cristianismo y al conservadurismo, elemento
diferencial respecto al mismo movimiento en países como Francia.
De
su obra ensayística habría que destacar obras como La
cuestión palpitante,
Polémicas
y estudios literarios y
La
literatura francesa moderna.
Pardo
Bazán bse mostró muy activa para combatir el sexismo existente
entre las élites intelectuales españolas de la época, fundando en
1892 La Biblioteca de la Mujer y proponiendo a otras escritoras
para ocupar puestos en la RAE.
Emilia
Pardo Bazán murió en Madrid el 12 de mayo de 1921.
Fuentes: Datos técnicos tomados de Amazon. Sinopsis tomada de la web de Lecturalia. Biografía tomada de la web de Lecturalia. Portada original de Memorias de un solterón tomada de la web de la Casa-Museo Emilia Pardo Bazán. Imagen de la Calle Real de A Coruña (Calle Mayor, Marineda) tomada de la web del diario La Opinión. Imagen de la Playa de Riazor (Playa del Rial, en Marineda), A Coruña, tomada de la web del diario La Voz de Galicia. Fotografía de Emilia Pardo Bazán tomada de la web de la BNE.