Datos técnicos:
Título: Perdedores.
Autora: Anabel Rodríguez Sánchez.
Editorial: Dokusou.
1ª edición: Septiembre/2020.
Encuadernación: Rústica con solapas.
ISBN: 978-84-120954-4-0.
Idioma: Español.
Nº pág.: 318.
Sinopsis:
Madrid, 1913. Se ha cometido un crimen horrendo en la Escuela de Guerra. Un hombre ha sido descuartizado y sus miembros emparedados y lanzados por las cañerías. Pero eso no es todo, el presunto asesino, capitán Vicente Agrelo, encargado de la Escuela, antiguo héroe de la Guerra de Cuba, borracho, jugador y pendenciero, mantenía una relación incestuosa con su hija mayor, Virtudes. La víctima del asesinato era el amante de la muchacha, un empresario maduro que había prometido liberarla a ella y sus hermanos del yugo al que los sometía su padre. Los periódicos no hablan de otra cosa, proclamando un día tras otro la culpabilidad de los detenidos: padre e hija. Dos abogados se harán cargo de sus defensas contrapuestas, dando la batalla para lograr un proceso justo.
La cerrazón del capitán al negar el crimen, el comportamiento errático de su hija dificultan la tarea de los letrados. Labor que se dificulta aún más al tener a la opinión pública en contra. ¿Por qué niega el capitán haber cometido unos hechos cuando el cuerpo apareció en su casa? ¿Oculta algo Virtudes? ¿Qué sucederá con el resto de los hijos del capitán una vez que la conducta de su monstruoso padre ha salido a la luz? ¿Qué sucedió en la Escuela de Guerra? Es posible que la voz interior de Virginia, hija pequeña del capitán, internada en un convento, pueda facilitar las claves del crimen.
Mientras, los abogados se enfrentarán, incluso a sus seres queridos, para luchar por una causa que tal vez se perdió hace tiempo. Esta batalla les llevará a averiguar que ni la verdad ni la mentira son conceptos absolutos y que algunos seres humanos están condenados a perder.
Opinión Personal:
No se prodigan mucho en nuestro país las novelas cuyas tramas giran en torno a un proceso judicial, sobre todo si tuvieron una enorme repercusión en las crónicas de la época que ofrecieron los periodistas de turno que los cubrían. Unos periodistas que eran conscientes de que atraerían la atención de los lectores y el público en general si se resaltaba la presencia de datos macabros o morbosos. Algunos de estos casos judiciales fueron llevados al cine o a la pequeña pantalla, como la popular serie televisiva La huella del crimen, en la que se recrean los casos más escalofriantes de la crónica negra española. Uno de los crímenes que se rodó para la citada serie fue el cometido por el capitán Sánchez, quien mató y descuartizó a un viudo de considerable fortuna, en la Escuela Superior de Guerra, en Madrid. Este viudo había conocido a la hija mayor del militar, de la que se prendó y le prometió dar cobijo en su casa tanto a ella como a sus hermanos, conocedor de las penurias económicas que pasaba la familia.
En la crónica que se publica en la web del Diario de Sevilla sobre la última novela de Anabel Rodríguez Sánchez, Perdedores, la autora resalta que «todo empezó a raíz de una investigación judicial a partir de una foto donde se mostraba a una chica joven con un velo, con las manos dispuestas como si fuera a rezar y a su lado un letrado con bombín, toga y esa cara de falsa seguridad que se nos pone a los letrados antes de entrar en sala. Me quedé con esa imagen en la cabeza y poco a poco fue surgiendo la historia». En mi modesta opinión, entiendo que tras la labor de documentación realizada una vez ubicado el origen de la instantánea, construye una historia verosímil y con una gran carga de realismo, en la que se percibe que tuvo muy en cuenta todos el procedimiento judicial, con las oportunas licencias literarias que utiliza para que el desarrollo de cada capítulo sea más atractivo.
(Cuartel del Rosario-Madrid) |
Uno de los puntos fuertes de la trama es la información que facilitan los inculpados a sus letrados, porque el lector estará muy pendiente de las confesiones que les ofrecen en las diversas visitas que realizan a las cárceles en las que están recluidos. Unas confesiones en las que diría que también tiene importancia las declaraciones de Victoria, en relación con el crimen del que se acusa a su padre y la relación incestuosa que mantuvo con su hermana Virtudes. En base a lo que acabo de comentar, tuve la sensación de que padre e hija no se lo estaban poniendo fácil a sus abogados defensores, porque me dio la sensación de que no les facilitan toda la verdad sobre lo sucedido en torno a su implicación en el crimen cometido en la Escuela Superior de Guerra, y la acusación de estupro. Esta dificultad que se encuentran Zenón Cardenal y Gaspar Santana es fundamental para determinar qué jurisdicción será la encargada de juzgar y dictar sentencia, por lo que el lector también estará pendiente de esta fase del proceso judicial, porque los letrados son conscientes de que las sentencias pueden ser más duras si son dictadas por la justicia militar. En este sentido, la escritora pacense supo jugar las bazas que estimó oportunas para que la intriga estuviera muy presente en torno al papel que realmente desempeñaron ambos acusados, por lo que a medida que el desenlace está más próximo la voz narrativa ofrece algún giro, incluso diría que trascendental, lo que originó que prestara más atención en torno al desarrollo del procedimiento judicial al que se enfrentan, porque desde ese momento tuve muy claro que recibía una información más directa que los personajes. A los giros a los que me acabo de referir hay que añadir también unas reflexiones tituladas que realiza en primera persona la hija pequeña del inculpado, que fue acogida por las monjas del convento de las Salesianas. Unas reflexiones que se intercalan entre los capítulos, y que dan lugar a que uno se pregunte qué importancia pueden tener para comprender lo sucedido.
(Antigua cárcel de mujeres. C/Quiñones-Madrid) |
Perdedores es una novela que tiene un ritmo de lectura fluido. El lector se encontrará, sobre todo en el último tramo, con escenas que se desarrollan en la sede en la que se celebra la vista judicial, en Madrid, en las que se utilizan tecnicismos legales relacionados con el proceso judicial. Pese a lo que acabo de comentar, se encontrará con una trama atractiva, en la que estará muy pendiente de las confesiones de los dos acusados a sus letrados defensores, y de la relación que mantienen los dos abogados, sobre todo cuando se abre la vista judicial, sin olvidarme de las familiares de ambos, en las que también está muy presente la causa judicial que defienden. La trama está relatada por un narrador omnisciente en presente, con un estilo diría que muy directo, porque sobre todo se centra en el papel que desempeñan los personajes en relación con el crimen que se juzga, y sin apenas rodeos. La autora consigue provocar el efecto deseado, y le incita a estar muy pendiente de todo lo que sucede a lo largo de los 24 capítulos en los que se estructura la trama, entre los que se intercalan las reflexiones a las que me refiero en el antepenúltimo párrafo de esta reseña. Pese a que se percibe equilibrio entre la narración y los diálogos, me resultaron muy interesantes las conversaciones entre los personajes, porque entiendo que tienen un gran peso en el desarrollo de la trama, sobre todo si guardan relación con el conjunto del proceso judicial, y en particular con la vista que se mantiene en la jurisdicción que finalmente enjuicia a los dos acusados, sin olvidarme las conversaciones que se derivan de las relaciones personales que mantienen los personajes en su día a día. Tampoco me olvido del papel trascendental que desempeñan los personajes femeninos a lo largo de los capítulos, a través de los que la autora muestra un fiel retrato de la labor que desempeña la mujer a principios del siglo XX. Sin duda alguna, Perdedores es un thriller judicial muy entretenido, a través de cuya trama el lector siente que realiza un viaje literario a la época en la que se informó a la población a través de la prensa sobre el crimen cometido en la Escuela Superior de Guerra en Madrid a principios del siglo pasado.
Biografía:
Ha participado con relatos en diversas obras colectivas y su primera novela fue Azaría, publicada por Ediciones del Serbal, en el año 2015: una novela negra ubicada en el ámbito rural, en la década de los años veinte, durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera.
Ha colaborado durante varios años con la revista cultural Aladar; El Correo de Andalucía, en las revistas online Las Críticas, Moonmagazine, Granite and Rainbow. En la actualidad colabora en el probrama de radio de Canal Extremadura La tarde contigo, en su sección Imprescindibles, donde recuerdan a mujeres que han sido olvidadas, a pesar de tener un perfil interesante y en el programa Aquí no hay nada que ver. También ha colaborado en el programa de Canal Extremadura Escrito en el aire, con labores de asesoramiento y participación directa en el programa.
Podéis visitar su blog “Anabel Rodríguez escritora” en el que trata de diversos temas, debiendo destacar sobre todo el intento por fomentar la visibilidad de las mujeres artistas y consejos legales para escritores.
Activa en redes sociales, especialmente en Instagram, Facebook y Twitter, que lleva personalmente.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de Anabel Rodríguez Sánchez tomados de la web de la editorial Dokusou. Fotografía de la autora tomada de la web del Diario de Sevilla, al igual que el fragmento resaltado en cursiva en el primer párrafo de la reseña. Imagen del Cuartel del Rosario, en Madrid, tomada de la web de Pinterest. Imagen de la antigua cárcel de mujeres en la calle Quiñones de Madrid, tomada de la web Flickr.
Acabo de leer tu reseña, te agradezco mucho el tiempo y el trabajo que le has dedicado. Me alegra (una barbaridad) que hayas disfrutado de la novela y que te haya parecido fluída. El trhiller judicial es algo que en España no se trata demasiado, a pesar de que en el mundo anglosajón tiene bastante potencia. Gracias y un abrazo
ResponderEliminarMi querido Paco,
ResponderEliminarMe has dejado en tierra de nadie pues me he quedado ni que sí ni que no. No suelo leer trhiller judicial, ni siquiera me gustan las series o películas porque me suelo perder con los procedimientos y jerga jurídica.
Pero conforme lo cuentas pinta muy bien.
Qué la virgen de la teta al hombro me ilumine porque no sé qué hacer 🤔😅💋
Pues me gusta este género y por lo que cuentas tiene buena pinta. Tomo nota, que no lo conocía.
ResponderEliminarBesotes!!!
La novela negra no es un género que me guste mucho, pero si tira más a thriller judicial a lo mejor me animo, me ha gustado lo que nos cuentas.
ResponderEliminarUn beso y feliz semana, Paco.
Recuerdo el programa La huella del crimen aunque me pilló bastante pequeña y no lo veía (quizás retazos). Este crimen no lo recuerdo pero me gusta mucho lo que cuentas. Ya sabes que me gustan las novelas jurídicas y que la califiques como thriller judicial hace que sea prácticamente irresistible
ResponderEliminarBesos