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miércoles, 28 de noviembre de 2018

La tierra maldita, de Juan Francisco Ferrándiz.























Datos técnicos:


Título: La tierra maldita.
Autor: Juan Francisco Ferrándiz.
Editorial: Grijalbo (Grupo Pengüin Random House).
1ª edición: marzo/2018.
Encuadernación: tapa dura con sobrecubierta.
Idioma: español.
ISBN: 978-84-253-5625-4
Nº pág.: 672


Sinopsis:


En el siglo IX, Barcelona se encontraba en los confines más lejanos del Sacro Imperio. Gobernada por los francos desde la distancia, la ciudad, de apenas mil quinientas almas, se había convertido en una tierra abandonada, asolada por intentos de conquista de los sarracenos y las hordas salvajes, y sometida a la tiranía de unos nobles corruptos que explotaban a sus habitantes.
A esa tierra maldita llega el joven obispo Frodoí. Recién nombrado para el cargo por el rey franco, su destino se asemeja más a un castigo que a un honor, pero algo en su interior, la rebeldía y ambición que le son innatas, le lleva a aceptar el reto y viajar hasta allí acompañado por una comitiva de colonos, que anhelan una nueva oportunidad en la última frontera.
Su primera impresión no puede ser más desoladora, pero pronto caerá rendido a los encantos de una enigmática dama, la noble Goda, que ama la ciudad por encima de todo. Juntos iniciarán una lucha estoica por dotar de un linaje sucesorio propio a esa tierra dejada de la mano de Dios. Y también contarán con la ayuda del valiente Isembard de Tenes, de noble cuna; y de otras personas humildes como la ingeniosa Elisia, la tabernera, que intentarán sacar a Barcelona del foso de desesperanza que parece ser su único destino, aunque para ello necesiten emplear todas sus fuerzas, su inteligencia y su fe en un Dios que parece empeñado en darles la espalda.

Opinión Personal:

La primera novela que leí de Juan Francisco Ferrándiz (Cocentaina (Alicante), 1971), fue Las horas oscuras (reseña) (Grijalbo/2012), de cuya lectura guardo un grato recuerdo. Por eso no dudé en acercarme de nuevo a su narrativa al ver que publicaba un nueva novela histórica, La tierra maldita, de la que comparto mis impresiones con quienes visiten este blog. Mi acercamiento a la novela que hoy reseño es por partida doble: tiene a Barcelona como eje sobre el que gira la trama, y el atractivo de ingredientes propios del género épico. Disfruté muchísimo con la historia del obispo Frodoí y el inolvidable mosaico de personajes que conforman esta fascinante novela, escrita de una forma impecable, y con la que realmente sentí realizar un viaje literario al siglo IX, gracias a la exquisita ambientación y a un universo de personajes que reflejaban perfectamente cómo era la sociedad medieval en el período en el que se desarrolla la trama. Sin duda alguna, La tierra maldita es para mí la mejor lectura de este año. He de reconocer que me dije que merecía la pena imprimirle un ritmo sosegado  a lectura para recrearme con detenimiento en todo lo que sucedía a lo largo del desarrollo de la trama, porque era la mejor forma de comprender las causas que motivaban la supervivencia de la Ciudad Coronada -calificativo que en varias ocasiones utiliza el narrador para referirse a Barcelona a lo largo de los capítulos-, pese a estar abandonada a su suerte, al ubicarse en los confines del Sacro Imperio Romano, y prácticamente desamparada por la corona y los condes que deberían de protegerla de los ataques sarracenos y las hordas salvajes.
En mi modesta opinión, y pese a lo que acabo de comentar sobre el ritmo cadencioso y sosegado de lectura, el narrador omnisciente logró mantener mi interés en todo lo que sucedía a lo largo de los 80 capítulos en los que está estructurada la novela, pese a que predominaba la narración frente al diálogo. Me encontré con muchas escenas que atrajeron mi atención, redoblando en muchas de ellas mi curiosidad ante lo que pasaría en los siguientes capítulos ya que, tal y como se desarrollan algunos episodios, me daban a entender que me encontraría con algún giro que cambiaría el destino de alguno de los personajes con los que ya estaba familiarizado, llevándome incluso alguna desagradable sorpresa. Sin duda alguna, Juan Francisco Ferrándiz planificó la trama de tal forma que el ritmo tuviera una cadencia prácticamente constante, porque era consciente de que el lector tenía ante sí un buen tocho al que enfrentarse, con lo que ello significaba, y para que no cayera en el tedio a la hora de conocer vicisitudes a las que se enfrentaban los personajes de esta novela. 
En el primer párrafo de esta reseña comento que Barcelona fue uno de los atractivos que me invitaron a decantarme por la lectura de La tierra maldita. Sin embargo, estoy seguro de que, quienes hayan leído novelas ambientadas en la ciudad condal, les sucederá lo mismo que a mi: les resultarán irreconocibles las descripciones que el narrador omnisciente ofrece de Barcelona. Y es que el lector se encontrará con una ciudad en la que vivían poco más de mil quinientos habitantes, con una población eminentemente rural, y en la que apenas había edificios de interés, salvo las iglesias de los santos Justo y Pastor, y la de San Miguel, visigodas ambas, más el complejo episcopal y el palacio condal, como explica en autor en la nota final sobre el contexto histórico de esta novela. Pese a lo que acabo de comentar, el narrador ofrece unas descripciones muy claras y visuales de la Barcelona del siglo IX, por lo que el lector puede hacerse una idea clara de su fisonomía, protegida por una soberbia muralla que había sido reforzada tras la reconquista, y que sirvió de claro apoyo para detener los empujes sarracenos y las hordas salvajes que intentaron saquearla y destruirla. Estoy seguro de que esta fisonomía tan poco conocida de la Ciudad Coronada es un aliciente más para que los lectores tengan interés por conocer cómo era una ciudad tan literaria como Barcelona en un período tan poco novelado como es el siglo IX, como comenta el autor en entrevistas que le hicieron en varios medios de información.
La tierra maldita me atrajo también por el atractivo que significaba el que me encontrara en ella con ingredientes épicos y legendarios, porque algunos de los personajes que se mencionan en esta novela, y hechos relatados por el narrador eran considerados como leyendas, y no como figuras que realmente existieron y episodios que tuvieron lugar en ese período. Para lograr los efectos propios de la épica, Juan Francisco Ferrándiz se sirve de personajes que todavía se valen de los ritos paganos -que el obispo Frodoí quiere erradicar- en un período en el que convivían con los ritos cristianos, si bien aquéllos eran llevados a la práctica de forma clandestina, para no ser acusados de brujería. En La tierra maldita el lector se encontrará con bestiarios, como Ónix, de quien se decía que era el último de ellos; hechiceras como Las Siete Viudas, hordas salvajes que atacaban a la población en grupo y se decía de ellos que cometían escenas atroces con sus semejantes, como lo podrá comprobar el lector en varios episodios de la novela. Los personajes antes mencionados refuerzan los ritos que menciono con escenas que pueden definirse como fantásticas, por cómo son utilizados esos ritos paganos y los efectos que producen. A los ya mencionados hay que añadir personajes que tienen un gran peso en la trama, como Goda de Barcelona, de quien decían que realizaba ofrendas en privado a la Diosa Madre; la mismísima Riquilda, quien sería esposa de Carlos el Calvo, o Drogo de Borr, un personaje con un pasado tan oscuro, quien no dudará en valerse de fuerzas oscuras para conseguir sus ansiados objetivos.
A caballo entre lo épico y legendario, el lector se encuentra con «los Nacidos de la Tierra», llamados así por los frailes benedictinos que los acogen en su humilde cenobio del monasterio de santa AfraIsembard, y su hermana Rotel, que se convertirá en discípula del último bestiario, Ónix, y cuya presencia será decisiva en los capítulos finales de La tierra maldita. Otro tanto puede decirse de los llamados Caballeros de la Marca, - tal y como actuaban me daba la impresión de que eran personajes que tenían cierta influencia artúrica, pese a lo que sobre ellos comenta el autor en la notas finales sobre el contexto histórico-, y los descendientes del conde Sunifredo, como lo podrá comprobar el lector a lo largo de los capítulos en los que son mencionados, y cuya existencia era puesta en duda, al igual que lo que se relataba sobre la verdadera identidad de Isembard de Tenes.
En La tierra maldita el lector se encuentra con un mosaico de personajes que conforman un elenco muy atractivo, creados con mucha fuerza y en los que se aprecia una gran evolución a lo largo de las dos décadas del siglo IX que abarca la novela, sobre todo los que mayor peso tienen en el desarrollo de la trama. El lector se encontrará con personajes creados por la imaginación del autor mezclados magistralmente con históricos; incluso llegará algún momento de la narración en el lector no tiene claro cuáles son unos y otros. Si bien el obispo Frodoí es el que encabeza esta epopeya, se puede hablar de una novela coral por el gran peso que tienen los personajes secundarios que lo acompañan. Junto al joven obispo Frodoí parte un grupo de personas, algunos de ellos liberados de su condición de siervos, ante las promesas recibidas por quienes les admitieron en ese incierto viaje, porque su destino era un lugar despoblado, aislado y lleno de peligros. Pese a ello, querían emprender una nueva vida que les sacara de la miseria en las que estaban sumidos, y no tenían nada que perder ante el riesgo que corrían al aceptar una empresa tan arriesgada; de hecho, algunos de ellos no llegarán a su destino, y otros verán cómo sus familias se ven desmembradas ante los ataques de las hordas salvajes. Pero Frodoí era un obispo ambicioso y rebelde, y a medida que avanzan los capítulos tenía más claro cuál era su verdadera misión, y la certeza de que conseguiría el mandato que le había propuesto el arzobispo Hincmar de Reims, «Soy un mal sacerdote y peor teólogo, pero Hincmar no me castigó para complacer a los rivales de mi casa; esta noche he comprendido que me envió aquí porque confía en mis habilidades para salvar esta tierra de su maldición» (Pág. 108). Junto al prelado, hay otros personajes que desempeñan un papel destacado en la Ciudad Coronada, como la ya mencionada Goda de Barcelona, de quien decían sus convecinos que era el alma de la ciudad y, pese a su condición de noble, el lector comprobará cómo este personaje no duda en actuar en beneficio de los barceloneses, porque no quiere que la ciudad desaparezca, como ya lo hicieron otras más próximas. Elisia de Carcasona, es una mujer decidida, valiente y con una gran fortaleza, aunque verá cómo su vida se desmorona en situaciones provocadas por quienes quieren arruinarle la posada que regenta, y tendrá que lidiar también con su esposo Galí, de quien el lector conocerá los intereses que le llevan a casarse con Elisia, pero la posadera tardará tiempo en darse cuenta de quién era realmente la persona a la que se unió en matrimonio. Pero el obispo Frodoí, a parte de tener que guardarse las espaldas del ya mencionado Drogo de Borr, tendrá que vérselas con el conde Bernat de Goitia, implicado en intrigas palaciegas contra el rey Carlos el Calvo, y que solo se preocupaba con gravar a los barceloneses con impuestos con los que llenar sus arcas.
Pero, como en toda novela épica, en La tierra maldita el lector se encuentra con una serie de personajes que pertenecen a los diversos linajes que ansiaban el mayor poder posible en una época en la que el Sacro Imperio Romano estaba debilitado por las continuas luchas internas, porque la corona imperial y los tronos de los reinos que lo conformaban eran muy codiciados, incluido el monarca Carlos el Calvo que ansiaba el trono imperial, sin olvidarse del interés que tenía por apoderarse de algunos terrirorios del reino de su hermano Luis el Germánico. Las intrigas palaciegas estarán a presentes a lo largo de los capítulos, así como la venganza, la traición, y algunos secretos que con el paso de los capítulos saldrán a la luz e influirán en el destino de algunos personajes. El lector se encontrará también con un par de batallas que, a parte de la importancia que tienen para el desarrollo de la trama, son descritas de manera que no resultan tediosas ni tampoco se alarga mucho en ellas el autor. Aunque también habrá tiempo para el amor, pese a que en algunos casos corrían el riesgo de ser excomulgados, y en otros era imposible hacerlo público, por la diferencia de clases sociales. Como adelanta la sinopsis, La tierra maldita es la historia de una ciudad sometida que anhelaba la libertad y la historia del obispo Frodoí, que luchó por alcanzar ese milagro. Pese al abandono padecido por Barcelona, los peligros que asolaban a sus habitantes en ese rincón alejado de la Marca Hispánica y la incertidumbre que suponía el vivir en una época en la que la vida de sus habitantes podía verse truncada en cualquier momento, supieron hacer frente a las adversidades y lograron que su ciudad reviviera, pese a los malos augurios que se cernían sobre ella.

Biografía:

Juan Francisco Ferrándiz nació en Cocentaina (Alicante) en 1971. Licenciado en Derecho, ejerce actualmente como abogado en Valencia. Es director del programa de radio Una nit al Castell, sobre historia, tradiciones, enigmas y leyendas valencianas, que se emite en varias emisoras a través de la Xarxa d'Emissores Municipals Valencianes. Sus novelas anteriores, Las horas oscuras(Grijalbo, 2012) y La llama de la sabiduría (Grijalbo, 2015), lo han consagrado como uno de los autores clave de la ficción histórica de nuestro país.
En su última novela, La tierra maldita, Juan Francisco Ferrándiz retrata la Barcelona del siglo IX con el talento y el rigor de los grandes maestros del género.

Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía y fotografía del autor, tomadas de la web de Megustaleer.  Imagen de la basílica de Santa Cruz y Santa Eulalia en Barcelona, tomada de Wikipedia. Imagen de las minas de sal de Cardona, tomadas de la web Los apuntes del viajero. Imagen de Carlos el Calvo, tomado de Wikipedia. 

10 comentarios:

  1. Sin duda muy buena novela, yo no había leído nada del autor, pero está claro que lo voy a seguir de cerca. Como dices en la reseña, nos da una imagen de Barcelona que para mi era desconocida y los momentos épicos son magníficos, mi única pega fue que con tantos nombres de personajes, el lector debe este muy atento y a veces ir apuntándolos en una hoja. Se nota que te ha gustado. Un abrazo Paco.

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  2. Tengo La llama de la sabiduría desde marzo, cuando la compré en una oferta. Sé que la historia me gustará y, por lo que dices, el estilo del autor también, así que creo que descubriré a esta autora por la novela que ya tengo y luego, según vaya, seguiremos.
    Un abrazo

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  3. Es una de mis memojes lecturas de este año además,nada más terminarlo me fui a Amazon y compré Las horas oscuras en papel aunque aún no he tenido tiempo de leerlo
    Besos

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  4. Estos son más del gusto de mi compañero de blog, normalmente se los queda él pero alguno leo 🤗 por si acaso lo anoto.

    Besitos carinyet 💋💋💋

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  5. Ya tenía apuntada Las horas oscuras y tengo claro que voy a tener que apuntar también esta novela. A ver si me estreno pronto con el autor. Muy buena reseña.
    BEsotes!!!

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  6. Pues si te ha parecido la mejor lectura del año, eso son palabras mayores. Ahora mismo no puedo ponerme con una lectura de este tipo, pero apuntada queda para cuando sí pueda encontrar el momento. Una reseña estupenda como siempre, Paco.

    ¡Besote!

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  7. Pues habrá que leerla. No he leído nada del autor, pero la novela histórica me gusta.
    Besos

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  8. Me la ha recomendado mil veces Inés, gracias por recordarmela, porque tengo que leerla, la apunto en mi lista de regalos navideños.
    Un beso

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  9. Leí la anterior del autor Paco y esta se me quedó algo atrás y eso que entrevisté al autora. Quisiera retomarla pero ya conoces eso de muchas lecturas y muy poco tiempo... Qué cruz. Besos

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  10. Tengo pendiente desde hace tiempo Las horas oscuras, pondré esta también en la lista, seguro que me gustará. Un abrazo.

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