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jueves, 16 de agosto de 2018

Cortejo en la catedral, de Kate D. Wiggin.























Título: Cortejo en la catedral
Título original: A Catedral Courtship
Traducción: Rosa Sahuquillo Moreno
Autora: Kate D. Wigin
Editorial: dÉpoca
1ª edición: junio/2017
Encuadernación: Encuadernación de lujo en
tapa dura con guardas ilustradas y
lazo de punto de lectura.
Idioma: Español
ISBN: 978-84-946875-1-8
Nº pág.: 130



Sinopsis:

Katharine «Kitty» Schuyler es una pizpireta joven americana de diecinueve años que desembarca en Inglaterra junto a su anciana tía Celia para recorrer la ruta de las ciudades catedralicias más importantes. Paseando entre vetustos montones de piedras y ciudades repletas de historia, Kitty pronto vislumbra un atractivo añadido al paisaje arquitectónico: el joven Jack Copley, americano como ella, que está realizando el mismo recorrido turístico. En el momento del fortuito encuentro, resulta evidente la mutua atracción existente entre los jóvenes, y así da comienzo a una particular persecución del amor en la que Jack no solo cortejará a Kitty, sino que tendrá que ganarse la atención de su cegata tía, que no parece advertir su presencia a pesar de encontrárselo por todas partes durante el «asedio».



Opinión Personal:



Hoy comparto mis impresiones de una lectura que me hizo pasar un rato muy agradable: Cortejo en la catedral, de Kate D. Wiggin. De nuevo el lector interesado en autores clásicos tiene la oportunidad de disfrutar de una joya literaria más, que forma parte del magnífico catálogo de publicaciones de la Editorial dÉpoca. No me cansaré de repetirlo, porque es de agradecer la labor que hace esta pequeña editorial asturiana, no solo por la forma exquisita con que presenta sus publicaciones, sino también por el rescate que hace de títulos sumidos en el olvido, y que eligen con gran acierto para que el lector tenga, por fin, la oportunidad de acercarse a ellos en el idioma de Cervantes. Lo reflejado en el prefacio de esta nouvelle es un claro ejemplo de lo que acabo de comentar: «Cuando los «amables lectores» —¡que Dios bendiga sus irracionales corazones! — ya no pudieron adquirir Cortejo en la catedral, surgió un nuevo anhelo por conseguirla y, cuando las demandas fueron lo suficientemente numerosas y entusiastas, se tomó la decisión de volver a publicar la historia con ilustraciones a cargo del señor Charles E. Brock, un artista en el que se puede confiar para insuflar nueva energía a una narración todavía viva o, en su defecto, para resucitar aquella que ya no lo está» (Pág. 19).

Cortejo en la catedral es una novela corta o nouvelle que se lee prácticamente
de una sentada o, si me descuido, sin llegar a apoltronarnos en nuestro sillón preferido. Su corta extensión y el ritmo fluido de la narración hacen que las páginas vuelen ante nosotros sin apenas darnos cuenta, ante la variedad de situaciones atractivas que viven los personajes, y que levantan  en nosotros más de una sonrisa. Kate D. Wiggin utiliza estos recursos de una forma muy sutil, en donde nos encontramos con algunos juegos de palabras y con presencia del fino humor británico. Y, en este sentido, me remito de nuevo al prefacio en el que se comenta «Llegados a este punto, y habiendo incrementado presumiblemente sus conocimientos de gramática, ortografía y puntuación, se le solicitó a la autora la revisión de su propio texto y, viéndose enfrentada a la página impresa, le sobrevino la tentación de añadir aquí y allá una frase, una línea o un párrafo, mientras que la encantadora sombra de la señorita Kitty Schuyler se posaba sobre cada signo de exclamación, implorando permiso para expresar una bagatela más» (Pág., 19).

Tal y como están presentados los capítulos, en todo momento me dio la impresión de que Cortejo en la catedral era como un diario escrito a cuatro manos. Pese a que esta nouvelle está estructurada en capítulos muy cortos, el lector tiene esa sensación al comprobar cómo a través de ellos los protagonistas van reflejando sus sentimientos y reflexiones ante lo vivido en cada una de las ciudades catedralicias que visitan, sobre todo al ver cómo la atracción entre los dos protagonistas se va afianzando cada vez más. A medida que avanza el desarrollo de la trama, el lector ya se hace a la idea de que está ante un desenlace previsible, al comprobar que esta novela corta tiene ingredientes propios de las del género romántico. Aunque, en este ocasión, el lector comprueba cómo se siguen las estrictas pautas marcadas por la época en que se escribe esta historia, y por la sociedad a la que pertenecen los personajes, en donde no falta la presencia de la carabina que acompaña a la joven Kitty Schuyle.

Con la ruta de ciudades catedralicias la tía Celia pretende cultivar la mente de su sobrina, ante el ambiente religioso que se vivía en el seno de la familia de esta joven pizpireta, como la definen con acierto en la sinopsis. Tiene el firme propósito de atraerla al buen redil -tal y como lo afirma la protagonista en un momento de esta nouvelle-, a través del itinerario que les había preparado un joven curato de la Alta Iglesia Anglicana. Pero la tía Celia no se da cuenta con la presencia del apuesto Jack Copley.  Katty y Jack planean entre ellos encuentros que en ocasiones semejan fortuitos, y que darán lugar a situaciones cómicas, provocadas sobre todo por la presencia de la cegata tía Celia, que no se entera de lo que está pasando a su alrededor entre ambos jóvenes. 

Uno de los grandes atractivos de Cortejo en la catedral son las continuas alusiones literarias que se hacen a lo largo del desarrollo de la trama, unas de forma implícita y otras de forma explícita. En este sentido, los amantes de la metaliteratura tienen un gran aliciente para acercarse a esta joya literaria. Kate D. Wiggin hizo un magnífico trabajo a la hora de aplicar cada una de esas alusiones a las que hago referencia, en las que no faltan autores clásicos conocidos por todos, como Shakespeare, o Jane Austen -en particular su novela Persuasión-, y otros autores no tan conocidos, como la escritora británica Mary Anne Evan, que utiliza el seudónimo Geoge Eliot, y su novela Daniel Deronda, e incluso el lector se encuentra con alguna escena que seguro le recuerda a un cuento infantil muy conocido por todos, y otra que parece sacada de alguna de las novelas de Dickens, por la referencia que de ello hace Kitty Schuyler.

Son tres los personajes principales que acaparan la atención del lector en Cortejo en la catedral: Katherine «Kitty» Schuyler, Jack Copley y la tía Celia. Son personajes bien definidos, con quienes nos familiarizamos a lo largo de los capítulos, y con la ventaja de que los conocemos visualmente a través de las preciosas ilustraciones de Charles E. Brock. A través de ellos, quedan reflejadas las rígidas normas de la época que conlleva el cortejo entre miembros de la sociedad a la que pertenecen. Las pinceladas que ofrecen uno y otro personaje sobre la persona amada ayudan a conocerlos perfectamente; el lector, además, juega con la ventaja de que los conoce de una forma más directa a través de esas confesiones que van plasmando en el día a día de su estancia por tierras inglesas

Cortejo en la catedral es una joya literaria que merece la pena disfrutar, escrita con un lenguaje sencillo y un ritmo muy fluido. Kate D. Wiggin cuida con esmero  cada una de las escenas que conforman esta nouvelle para captar la atención del lector y producir en él el efecto deseado ante las situaciones que viven. Está traducida de una forma exquisita por Rosa Sahuquillo Moreno. Las notas a pie de página que nos encontramos a lo largo de las páginas que la conforman aclaran algunos giros y alusiones literarias que se ofrecen a lo largo de la trama. Las descripciones que se hacen en esta novela corta sobre las catedrales que visitan los personajes y otras localizaciones que se mencionan invitan a visitarlas


Biografía:



Kate Douglas Wiggin (1856- 1923).                                                                                                     
Reconocida novelista y educadora infantil americana.
Entre sus obras destacan las novelas para adultos «Mother Carey's Chickens» (1911), «A Cathedral Courtship» (1893) y «Penelope's English Experiences» (1893), así como el cuento infantil «Rebecca of Sunnybrook Farm» (1903).

Nota: Datos técnicos, sinopsis, biografía de la autora e ilustraciones que acompañan al cuerpo de la reseña, tomadas de la web de la editorial. 



6 comentarios:

  1. Si yo ya lo quería... No hacía falta que hicieras esta pedazo de reseña para convencerme, de verdad...
    Besotes!!!

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  2. Qué reseñón, Paco, que mira que el libro es finito y le has sacado jugo hasta el infinito y más allá... jajaja. Es una delicia de novela, yo la disfruté muchísimo, y además es ideal para meterla en la maleta y usarla como guía de viajes por las ciudades catedralicias inglesas.

    ¡Besote!

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  3. Lo tengo pendiente de lectura. Me encanta la editorial, tiene títulos estupendos.
    Joyas literarias, tal cual.
    Besos.

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  4. Me encantó esta novelita, es deliciosa, pero es que tu reseña todavía me ha gustado más. Creo que das en el clavo, amigo mío, y me encandilas con tus referencias a los autores clásicos. A mí me enamoró la voz de Kitty, que parece medio lela al principio y que luego tiene tantísimo sentido del humor. Un feelgood que siempre es bienvenido. Enhorabuena por la reseña. Besos.

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  5. Las ediciones de esta editorial son una maravilla. De la autora quiero leer antes Mujercitas
    Besos

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  6. Esta editorial trae cada joyita... además la edición está super cuidada, una monada.

    Besotes

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