Datos técnicos:
Título: El ruiseñor
Título original: The Nightingale
Autora: Kristin Hannah
Traducción: Laura Vidal
Editorial: Suma de Letras (GPRH)
2ª edición: marzo/2016
Encuadernación: tapa blanda con
solapas
ISBN: 9788483658284
Nº pág.: 592
Sinopsis:
Francia,
1939.
En el tranquilo pueblo de Carriveau, Vianne Mauriac se despide de su
marido, Antoine, que debe marchar al frente. Ella no cree que los
nazis vayan a invadir Francia, pero lo hacen, con batallones de
soldados marchando por las calles, con caravanas de camiones y
tanques, con aviones que llenan los cielos y lanzan bombas sobre los
inocentes. Cuando un capitán alemán requisa la casa de Vianne, ella
y su hija deben convivir con el enemigo o arriesgarse a perderlo
todo. Sin comida ni dinero ni esperanza, Vianne se ve obligada a
tomar decisiones cada vez más difíciles para sobrevivir.
La
hermana de Vianne, Isabelle, es una joven rebelde de dieciocho años
que busca un propósito para su vida con toda la temeraria pasión de
la juventud. Mientras miles de parisinos escapan de la ciudad ante la
inminente llegada de los alemanes, Isabelle se encuentra con Gaëtan,
un partisano que cree que los franceses pueden luchar contra los
nazis desde dentro de Francia. Isabelle se enamora completamente
pero, tras sentirse traicionada, decide unirse a la Resistencia. Sin
detenerse nunca para mirar atrás, Isabelle arriesgará su vida una y
otra vez para salvar a otros.
Opinión
personal:
Me
atraen las novelas ambientadas tanto en la Segunda Guerra Mundial
como en la Guerra Civil Española. Y es que soy de los que piensan
que no podemos decir que nos gustan este tipo de novelas, sino que
entiendo que es una manera de homenajear a las víctimas de estos
cruentos conflictos bélicos, a través de los títulos que nos
ofrecen los autores, sobre todo cuando están basados en hechos
reales, o hay un claro trasfondo histórico de esa época en el que
se refleja las consecuencias que sufrieron los invadidos, o los
hechos derivados del enfrentamiento fratricida, en lo que a la guerra
civil se refiere. Por eso hoy comento las impresiones que me causaron
la lectura de El ruiseñor, Kristin Hannah.
Tras
finalizar su lectura, y buscando información sobre el contenido de
la trama, me encuentro con una entrevista, que creo merece la pena
leer, sobre las causas que llevaron a la autora estadounidense a
escribir esta novela.
(Avenida de la Borrdonnaise-París)
Me
imagino que a muchos de quienes leyeron El ruiseñor, les pasaría lo
que a mí en las primeras páginas: me preguntaba a dónde me quería
llevar la autora con lo que nos contaba el narrador omnisciente. Aunque lo hará desde el punto de una superviviente al horror nazi que se traslada a París para asistir a una reunión en la que tomarán parte, sobre todo, familiares de quienes tuvieron alguna relación con los que se jugaban la vida para salvarlos. Al final de la novela conoceremos la identidad de este personaje, y al hijo que la acompaña, que se quedará sorprendido ante lo que cuenta al auditorio, tras ser invitada a dirgir unas palabras. Pero
a medida que se sucedían los 39 capítulos en los que está
estructurada, y tal y como se iban desarrollando los episodios que en
ellos se relataban,veía que tenía ante mí una novela que iba de
menos a más, y que su lectura se me hacía adictiva, porque la
autora me imantaba con su estilo narrativo, con el que lograba que me
resultaran impactantes todas las vicisitudes que rodeaban a los dos
personajes principales, sobre todo a medida que el conflicto bélico
iba acercándose a su fin. En este sentido, y en mi modesta opinión,
entiendo que el punto fuerte de la novela es que la autora le dio esa
fuerza narrativa necesaria y precisa para causar en el lector el
efecto deseado y, sobre todo, para que no le resultara indiferente lo
que le ofrecía en el desarrollo de la trama. Creo que es de las
novelas que más sensaciones provocó en mí su lectura: si tuviese
que enumerarlas, no sería capaz de mencionarlas todas, porque seguro
que alguna me quedaría en el tintero, por lo que me quedo con el
calificativo que acabo de mencionar: impactante.
También
me imagino que quienes hayan leído El ruiseñor, se acordarían de
personajes como Schindler o el llamado Ángel de Budapest. Pero en
esta ocasión no estamos hablando de personajes de cierto calado
social, sino de aquellos anónimos que arriesgaron una y otra vez su
vida para salvar la de los demás. En este sentido, creo que el
capítulo final es un magnífico colofón a lo que acabo de comentar,
en el que el lector se encontrará con escenas muy emotivas, y que
dejan a uno acongojado tal y como se va desarrollando, y ante el
reconocimiento de lo que hicieron quienes se jugaron la vida por
salvar a sus semejantes.
(Campo de exterminio Ravensbrück)
Cuando
nos disponemos a leer una novela ambientada en las guerras mundiales,
o en la civil española, nos encontramos con que el autor de turno
nos ofrece en ella algunos episodios prácticamente desconocidos por
la mayoría de los lectores. En esta ocasión, Kristin Hannah nos
habla de las rutas de escape de la Francia ocupada por los nazis y,
más concretamente, de la que se estableció para repatriar, ya desde
España, a los pilotos que eran derribados cuando se desplazaban
desde sus puntos de origen para bombardear objetivos enemigos. En
esta ocasión, la autora se centró en el itinerario que seguían a
través de los Pirineos. Pero también seremos testigos del
comportamiento de los mandos intermedios nazis cuando decidían
instalarse en la casa de los vecinos de las poblaciones que ocupaban.
La autora también nos mostrará la persecución de comunistas,
masones o partisanos, y el destino que les esperaba una vez
capturados. Aunque tampoco se olvidará de las vejaciones sufridas
por los judíos franceses, sin olvidarme del papel realizado por los
llamados colaboracionistas. Pese al conflicto bélico, el lector
comprobará también cómo el amor estará presente en la novela. En
este sentido, el lector comprobará cómo esa relación entre la
rebelde Isabelle y el partisano Gaëtan tendrá un cierto paralelismo
con el devenir del conflicto. En mi modesta opinión, me
pareció un tanto forzada esa relación, tal y como se iban
desarrollando los episodios, y por el papel que desempeñaban uno y
otro personaje a lo largo de la trama. Quizás me atrajo más la
relación que se iba estableciendo entre Vianne y el capitán Beck, y
me preguntaba hasta dónde podría llegar. Aunque Vianne tendría un
“inquilino” más en su casa: el despiadado Von Ritchter.
Todo
esto que acabo de comentar está perfectamente reflejado a través de
los dos personajes principales: las hermanas Vianne e Isabelle
Rosignol. Son dos personajes magníficamente construidos, quienes se
verán acompañados por un amplio abanico de personajes secundarios
representativos de quienes más sufrieron la barbarie de los nazis.
Ambas hermanas acapararán la atención del lector, que comprobará a lo largo de los capítulos la evolución de una
y otra y será testigo de cómo, pese a ser dos personajes muy
distintos que ven el conflicto bélico desde un punto de vista
diferente, esa distancia que las separaba al principio terminará por
desaparecer.
Como
ya comenté en el tercer párrafo de esta reseña, El ruiseñor es
una novela que, en mi modesta opinión, va de menos a más. Sobre
todo cuando los caminos de las dos hermanas se separan, y seguimos
las vicisitudes de una y otra a lo largo de los capítulos,
alternando su presencia en cada uno de ellos, para que de esta forma
no perdamos contacto con el papel que desempeñan en el conflicto,
plantando cara al enemigo, hasta que en las últimas páginas sus vidas vuelven a cruzarse. Sobre todo, será Vianne quien, sin casi
darse cuenta, se implicará cada vez más en la labor de evitar que
los nazis deporten a niños judíos a los campos de concentración.
Pese a que Isabelle se jugaba día a día la vida trasladando
trasladando a través de los Pirineos pilotos de los aliados caídos
en combate, el lector comprobará cómo Vianne se la jugaba con más
peligro quizás, porque actuaba sabiendo que tenía al enemigo en su
propia casa, por lo que podía ser descubierta en cualquier momento,
con las fatales consecuencias que podría acarrearle.
Pese
a que El ruiseñor es una novela de lectura más bien pausada, diría
que es muy dinámica, sobre todo en lo que a situaciones de riesgo se
refiere para los personajes, y en las diversas localizaciones que nos
muestra la autora: Carriveau, París, Urruña, los Pirineos, o el
campo de Ravensbrück. Kristin Hannah envuelve a los personajes en
unas localizaciones magníficamente ambientadas, en las que se nota
que detrás de ellas hay una ardua labor de documentación, para que
el lector se sienta realmente trasladado a uno de los períodos más
tristes de la Historia.
Biografía:
Kristin
Hannah
nació
en 1960 en el sur de California. Después de una infancia pasada
junto al mar, su padre trasladó a la familia al oeste de Washington
cuando Kristin tenía ocho años. Durante el último año en la
universidad, tuvo que enfrentarse a la enfermedad de su madre, que
padecía un cáncer terminal y con quien escribía a cuatro manos.
Años después, Kristin retomó sus escritos, de los que surgió su
primer libro en 1990. Desde entonces, la autora ha ganado numerosos
premios y ha publicado más de veinte novelas de gran éxito en
Estados Unidos, entre los que destacan Firefly
Lane (2008),
Jardín
de invierno (2010)
y muy especialmente El
ruiseñor (2015),
con más de un millón y medio de ejemplares vendidos y por la que
recibió el Premio Goodreads a la mejor novela de ficción histórica.
Vive con su marido y su hijo en la región del Pacífico Noroeste y
Hawái.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora, tomados de Megustaleer. Imágenes que acompañan al cuerpo de la reseña, de google imágenes, al igual que la fotografía de Kristin Hannah.