Sumergido en...(25/2016)

Comenzamos una nueva semana del mes de Junio. Hoy nos despedimos de la primavera, que pasó con más pena que gloria por estos lares y mañana recibimos la tan ansiada estación veraniega y todo lo que ello conlleva. 

En cuanto a lecturas se refiere, sigo sumergido en la novela de Ana Rosenrot, Secretos en Venecia, que me está gustando mucho, pero veo que me va a llevar terminarla algo más de lo previsto, porque sus 551 páginas son de lectura pausada, aunque absorbente e intrigante, en donde el misterio y la intriga marcan la pauta.  

Por ello, estoy alternando su lectura con el libro de relatos Cosas que escribí mientras se me enfriaba el café, de Isaac Pachón. Es el primer libro del este género que leo este año y me está sorprendiendo su escritura fresca y las historias que nos cuenta. Sinopsis: 

Cuando busco la inspiración, pido o me preparo un café (siempre con leche), cojo mi bolígrafo de tinta azul o coloco mis manos sobre el teclado, según esté en alguna cafetería agradable o en el silencioso despacho de mi casa, y empiezo a escribir. Y escribo cosas, cosas que pasan, que son verdad, cosas que imagino, que ni suceden ni sucederán, cosas que te harán sonreír o llorar, cosas en las que seguirás pensando durante un tiempo o cosas que olvidarás justo al pasar de página. Y doy un pequeño sorbo a mi taza de café, todavía caliente. Historias en las que la vida, con todos sus aspectos, buenos o malos, es la gran protagonista. Relatos de amores no confesados, de zapatos mágicos, de ancianos entrañables, de ilusionistas desilusionados, de sorprendentes infidelidades, de contagios cotidianos, de idas y venidas entre el cielo y el infierno, de locuras en pijama, de inquietantes herbolarios… y degusto de nuevo el café, ya más templado. Me pierdo entre sus escenarios; los concurridos mercados de Marrakech, las estrechas y húmedas calles venecianas, un auténtico café de Nueva York, un hospital parisino, y cómo no, algún que otro rincón de mi querida Barcelona. Y cuando termino de pasear, de husmear, de soñar por sus callejuelas, encontrando el fin a estas historias, siempre sucede lo mismo y, la verdad, es un fastidio porque cuando echo mano a la taza, sin haber sido consciente, se me ha enfriado el café.  (192 pág., ebook). Llevo ya leído el 70% de este libro. 

Esta semana espero iniciar la lectura de la novela de Amelia Noguera, Prométeme que serás delfín. Es la tercera novela que leo de esta autora madrileña y estoy seguro que no me va a defraudar. Por las críticas que leí sobre ella y algunos comentarios en las RR. SS. creo que es su novela en donde la crítica social está más presente. 

Sinopsis: 

Una profesora de Primaria aparece asesinada en su aula, dentro de un armario y con la boca y las muñecas enrolladas en papel celo, igual que ella castigó a Sofía, una de sus alumnas. Algunas de sus amigas intentan evitar la CATÁSTROFE y deciden investigar para encontrar al culpable. ¿Quién querría ver muerta a Adela? La lista es muy larga pero muy pronto otro hecho terrible la reduce drásticamente.

A través de sus miradas inocentes pero con la aguda intuición infantil, el lector se adentrará en el mundo de Sofía, la niña hiperactiva que más odiaba a la profesora. También conocerá a su madre, una doctora desesperada que vive solo para su hija. Sin embargo, lo que descubrirá en este camino quizás habría preferido no haberlo sabido nunca. (304 pág., tapa blanda)

En cuanto a sorteos se refiere, recuerdo que mañana martes, día 21, finaliza el plazo para inscribirse en el que está activado en este blog: Dos ejemplares en digital, de El color del perdón, de María Suré. Me sorprende que solo haya, hasta el momento, dos participantes. Y más me sorpende, últimamente, la baja participación en los sorteos que se organizo. Puede que igual sea porque no tengo activado el gadget del top comentaristas, pero ya me cansé de comentarios comodines, sobre todo cuando hay sorteos a la vista. Ya comenté en su día que no iba a seguir la norma no escrita que hay entre los blogs, de yo te comento y tú me devuelves la visita. Para mi, la lectura es entretenimiento, no competición. 

¡Felices lecturas!