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jueves, 9 de febrero de 2012

Gallinas nuevas en vino malo, de Damián Montes




Cuando tomo en mis manos una novela que tiene el título de Gallinas nuevas en vino malo (Damián Montes, Almuñécar, 1981) y por curiosidad leo lo que la editorial Círculo Rojo nos intenta explicar, en la contraportada, qué es lo que nos vamos a encontrar desde la primera página de la misma, me encuentro con lo siguiente “especie de receta literaria cuyos ingredientes son: Un realismo sazonado con un toque grotesco; un romanticismo decadente, aderezado con cierto tono escéptico; y la ficción molida, a la cual se le añade un aliño de verosimilitud” y si, por encima el libro me lo encuentro dividido, en vez de capítulos, nada menos que en busilis (que, por cierto, me tomé la molestia de buscar el significado de dicha palabra:  Punto en que estriba la dificultad del asunto de que se trata y con sinónimos como quid, meollo, clavo, asunto, nudo, clave, incógnita, intríngulis o núcleo) me quedo un tanto escéptico ante lo que el autor nos pretende narrar en este curioso relato.

 Las primeras publicaciones de este escritor fueron colaboraciones intrascendentes en revistas como Akelarre Subversivo y Androito Fanzine. Su primera novela, También olvidado, un relato que supone una especie de ensayo sobre temas políticos, religiosos, de educación, sociedad e historia, narrado con un estilo grosero y cerril, a la vez que amable y considerado, incluido en el llamado Realismo Sucio y Ficción Transgresiva.

Pero a lo largo de las seis semanas en las transcurre la historia que el autor sexitano nos narra en tercera persona y que se desarrolla en La Pequeña Ciudad, como así la llama,  me voy dando cuenta de que, a través de los variopintos personajes que en ella nos vamos encontrando, se esconde una parodia de la vida misma: temas realmente candentes en una ciudad cualquiera de nuestro país en este siglo XXI como son las drogas, el sexo, política... 

A lo largo del relato Damián Montes nos cuenta las historias de los habitantes de esta peculiar ciudad. Y digo historias porque el relato es un cúmulo de ellas. Nos encontramos con sus deseos, secretos, problemas, o la rutina de los que viven en la vega, la parte más pobre de la ciudad, que subsisten con los pocos recursos que les da el campo.

Una política corrupta, representada por el alcalde Antonio Penas, al que todos apodan el Penavidas, dictador y prepotente donde los haya que, cuando se presenta un problema se larga al Caribe a pasarse unas suculentas vacaciones a cuenta del erario público. Los dos partidos de la oposición ya no saben lo que hacer, pues hasta les limitan la libertad de expresión y el sindicato de trabajadores, no consigue sus propósitos pese a las huelgas que le monta al regidor. 

Jóvenes trasnochadores, como el Róber o el Pacone, que solo piensan en acudir a discotecas, darse un chute o pillar una piba a la que intentar meterle mano o que se la metan, que también vale. Amores románticos, como el de Sarita y José Carlos, que no pueden vivir el uno sin el otro. Sexo a troche y moche, de todo tipo y a cualquier hora.

Los adultos también tienen sus historias, como Braulio, que ayuda en Cáritas, y no le importaba llevar ropa a una familia del barrio bastante devota de la Virgen de la Vetustísima o la madre de Pacone, franquista hasta la médula, que le amarga la vida a su hijo cada vez que intenta traerse a una chica a su casa, o Marita, ama de casa que tiene obsesión por sus pechos.  Todo ello adornado por los programas de televisión o radio de moda,  que ven o escuchan sus habitantes,  como el concurso “Operación Truño”, muy del gusto de las niñas, o la música de “La Oreba de Jabón” o el programa musical radiofónico “ los Noventa Subnormales”

Realmente, el autor me ha sorprendido con este estilo particular tanto por el lenguaje que utiliza, directo, a veces ordinario, con el que consigue que  sus personajes utilicen la forma de hablar adecuada a cada uno de ellos, como en la estructura de la novela, cuyos capítulos, divididos  en pequeños fragmentos, cada uno de ellos relativo a un  personaje, lo que nos mantiene intrigados de cómo va a seguir la historia.

Animo a los lectores a que se atrevan con este tipo de lecturas, llamadas apología de lo bajuno, porque no se verán defraudados. Todo lo que sucede en Gallinas nuevas en vino malo puede ocurrir en cualquier ciudad, incluso las situaciones fuertes que en la novela nos encontramos, que también las hay en la vida real, aunque en esta novela nos las cuenten de forma sarcástica, incluso hay momentos que nos lleva a la carcajada.

Título: Gallina nueva en vino malo
Autor: Damián Montes
Pág.: 288
Editorial Círculo Rojo
Colección Novela
Primera edición, abril 2011
ISBN 9788499911229

2 comentarios:

  1. Lo he leído no hace mucho. Tengo que decir que me gustó, el autor tiene un sentido del humor muy peculiar a la hora de impregnarnos con sus letras.
    Yo me decanté en el blog por También olvidado, un libro que me gustó mucho. Te lo recomiendo si no lo has leído.
    Un saludo

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  2. La verdad que pasé un buen rato con este libro, pese a las dudas que tenía de él, pero a medida que pasaba las páginas me daba cuenta de qué iba el tema y el sentido del humor, como bien dices, del autor. La otra no la leí. La tendré en cuenta, desde luego. Saludos cordiales.

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