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martes, 7 de febrero de 2012

Entrevista a Ignacio R. Martín Vega, autor de Soy alcohólico. Historia de una enfermedad



Ignacio Ramón Martín Vega, zaragozano, nacido en julio de 1961 y actualmente   reside en Anchuelo (Madrid). El hecho del nacimiento de su primer hijo le hizo que su vida cambiase, que tenía un mundo nuevo de responsabilidades que no supo afrontar y cuando se dio cuenta tenía una conducta aditiva claramente policonsumidora. Una noche a solas decidió que tenía que pedir ayuda y ponerse en manos de alguien que le supiera sacar de su dependencia del alcohol y de las otras sustancias que consumía. En el año 2005 se atrevió a enviar un relato corto al programa de Juan Antonio Cebrián: La Rosa de los Vientos. Para su sorpresa se lo emitieron, narrado por el periodista Paco de León. Terminado su proceso terapéutico nos sorprende con esta novela. Actualmente colabora como terapeuta en una asociación de ayuda a dependientes de sustancias adictivas.

 
1. Una de las palabras que más le oigo en sus entrevistas o charlas es esperanza.

FRMV. -La esperanza es un concepto en desuso y las personas con problemas suelen entrar en desesperación. La esperanza es eso que la gente suele describir como la luz al final de un túnel muy largo, o la botella medio llena… el caso es que el optimismo tiene que prevalecer cuando alguien se enfrenta a su “yo”. Veo demasiada gente que no sabe cómo afrontar sus problemas y se desespera. Entiendo que con la predisposición adecuada, la suficiente dosis de optimismo y esperanza, los problemas en sí mismos, con todos estos ingredientes, se suelen solucionar por añadidura.
Me explico: yo no sabía cómo afrontar mi proceso como enfermo en la asociación de terapia de autoayuda. Oía los testimonios de mis compañeros y me dije: no sé cómo voy a solucionarlo. Lo cierto es que con sentido común, con ganas de salir del pozo, entusiasmo y haciendo caso de mis terapeutas y de los veteranos, pude percatarme de que era solo eso: querer. Llevo más de 3 años y ocho meses de abstinencia y aún no sé explicar bien cómo he salido del pozo. Había un miedo ahí, latente, que me decía que en cualquier momento podía volver a fastidiarlo todo y supongo que me ha servido para regular mi entusiasmo.
Yo, a mis compañeros del grupo de terapia de autoayuda, les decía: no sé cómo voy a conseguirlo, pero tomo buena nota de lo que aquí se dice. Todo eso lo decía esperanzado.

 
2. Su vida ha dado un cambio radical. Me imagino que ahora la verá con otra perspectiva y sobre todo quien más lo agradecerá será su familia.

FRMV. - Lo primero que nos enseñan cuando entramos en terapia es: que tenemos que cambiar de hábitos. No solo hay que dejar de beber alcohol, no solo hay que dejar de consumir todas las sustancias que nos tienen encadenados, sino que tenemos que darle un giro total a nuestra vida. Cambiar los hábitos es algo que a la postre será la clave para la rehabilitación. El cambio radical es dejar de hacer y comportarnos como hasta ahora y dejar salir a un nuevo “yo” que desconocemos. Para eso hay que protegerse. Antes salíamos de trabajar y comenzaba el vía crucis habitual por los bares y bodegas de la barriada. Ahora cambiaré la trayectoria para esquivar pasar por aquella zona. Lo primero de lo que te das cuenta es que los amigos de bares, los que consumían conmigo, no te llaman y no desean saber nada de ti. (No solo me ha pasado a mí, sino que es norma habitual).
Cuando esposas y madres de enfermos comienzan a ver que sus enfermos adictos llegan a casa directamente desde el trabajo y que el enfermo lo hace a diario, empiezan a tener cierta esperanza. (Los familiares son los que están más tocados psicológicamente por lo tanto los más escépticos). El enfermo una vez que deja de consumir, comienza a conocerse en abstinencia, y hay que entender que la mayoría de nosotros posiblemente lleváramos en consumo más de 25 años, así que los primeros que nos asombramos por quién comienza a salir somos nosotros.
Cuando consolidamos nuestra abstinencia, pasa algo sorprendente. No cambia nuestra personalidad, pero cambia nuestra conducta y nuestro comportamiento que, a la postre,  le dará la impresión a los nuestros de que ha cambiado nuestra personalidad. Deja de haber voces en casa, los problemas ahora se solucionan calmadamente.

3. También hay otra frase clave que a lo largo del libro, del que ya hablaremos, el terapeuta y los enfermos suelen decir: las normas están para cumplirse porque no se puede tentar al diablo.

FRMV.-Lo que caracteriza a un enfermo alcohólico, en general, es su falta de autodisciplina. Somos expertos en comenzar infinidad de cosas y no terminar ni una sola. En nuestra asociación tenemos unas pautas terapéuticas, normalmente conocidas como “normas”, que son las que nos quitan las piedras del camino para poder tropezar. En la novela, hago referencia de las normas, puesto que los personajes, tienen que enfrentarse a su proceso. Lo que está claro es que si el enfermo no se cuestiona esas pautas terapéuticas y sigue las normas, no volverá a recaer. Es así de sencillo. 

 
4. El tema del botellón no es solo cuestión de ruido o suciedad. Es algo que va más allá. Usted da charlas a estudiantes que muchos de ellos adoptan estos hábitos que creen ser normales ¿Qué les dice?.

FRMV.-Una de las personas que me animó para que publicase el libro, fue el sacerdote y profesor de secundaria y bachillerato: Luis Moreno, (escribió una carta de presentación en mi libro “Soy Alcohólico, historia de una enfermedad”). Él fue quien me animó a ir a sus aulas y hablar a los chicos/as sobre los riesgos del alcohol y otras sustancias. Hablarles, es toda una experiencia. Yo les digo que no estoy ahí para intentar darles la vuelta como a un calcetín y que eso lo intentarán hacer sus padres o novias/os. Solo pretendo avisarles del terreno que podrían pisar o que algunos de ellos ya estarían pisando. El consumo en “el botellón” es muy agresivo y acarrea muchas malas consecuencias. Todos ellos conocen a algún amigo/a que haya tenido que ingresar un sábado por la noche en un hospital sufriendo un “coma etílico”. Les advierto de que ellos están formando sus cerebros y que dañarles de esa manera tan brutal puede acarrear consecuencias, no solo a mediano o largo plazo, sino más bien a muy corto plazo. En los botellones no solo se bebe alcohol rápidamente para coger “un buen pedo”, sino que se usan metanfetaminas, cocaína, etc… los daños cerebrales son enormes y suelo, cuando puedo, llevar a algún miembro de la asociación para que les dé testimonio. Gente joven que ya ha pasado por el infierno de la adicción y ha tenido que pasar por un proceso de terapia de autoayuda, habiendo llegado destrozados y con consumos, altamente elevados, a terapia con apenas 18 o 19 años.

 5 Se acercan las fiestas navideñas y ya sabemos lo que ello conlleva. ¿Qué tiene que decir al respeto en el tema de consumo de alcohol?.

FRMV.-Las fiestas navideñas son por excelencia esas fiestas donde hasta los que no suelen beber alcohol, encuentran la excusa para hacerlo. Los enfermos alcohólicos se unen a ese consumo, donde la industria del alcohol hace su agosto. Hace unos días escuché en un programa de radio de cobertura nacional, desde La Rioja, cómo deseaban que los jóvenes se sumaran al mercado del vino. Lo disfrazaban como, el vino, producto a consumir, o sea algo que sirve para vender y así agilizar nuestra economía maltrecha. Este mismo concepto lo he oído también cuando publicitan las páginas web de apuestas. Los periodistas se quejaban de que esas páginas estaban fuera de España y así las mismas no podrían pagar impuestos. Cuando se mezcla el negocio rentable, con la salud pública, habría que regular la forma de publicitar. Ya lo hicieron con la industria del tabaco en los EE UU y tendrán que acometerlo también con la industria del alcohol, que a la postre mata cada año a millones de personas en el planeta.
Retomando su pregunta, el enfermo alcohólico que pasa sus navidades en abstinencia, se encuentra con la disyuntiva de que muchos de sus familiares le ponen un vaso de Cava par brindar en noche vieja. “Le dicen que lo que tiene que hacer es moderar su consumo y que brindar con agua da mala suerte”. Es el sinsentido de estas fechas para un enfermo alcohólico, quien tiene que tener muy claro a dónde quiere llegar y no dejarse influenciar por agentes externos.

6.Ahora una vez rehabilitado colabora en una asociación como terapeuta. Una gran labor social la que están haciendo para tratar de recuperar a otros enfermos con adicciones. Un duro trabajo pero que a la larga da sus frutos.

FRMV.-Una vez que terminé mi proceso de terapia de autoayuda y como podrá imaginar, estaba totalmente agradecido a esa asociación, que nos salvó la vida a mi familia y a mí. Le conté mis inquietudes a mi terapeuta y en la asociación en esos momentos hacían falta personas que pudieran ayudar a otros a salir del alcohol y otras sustancias. (En mi asosiación, tratamos todo tipo de sustancias y hemos incorporado hace un par de años un grupo de ludopatía). Pasé por un periodo de formación y en la actualidad llevo algo más de dos años orientando en un grupo de terapia de autoayuda. Nunca estaré lo suficientemente agradecido e intento devolver lo mucho que han hecho por nosotros. De hecho, la recaudación de la novela va a parar a la asociación, que como todos los estamentos, sufre la crisis de manera virulenta. Esto lo único que ha hecho en mí, ha sido poder tener el privilegio de usar los sábados por la tarde de manera radicalmente distinta a cuando estaba en consumo y ahora poder ser de utilidad.
 
 7. En el año 2005 un relato suyo salió al aire en La Rosa de los Vientos, del periodista ya fallecido Juan Antonio Cebrián. Me imagino que se llevaría una gran sorpresa. ¿Eso le animó a seguir escribiendo?.

FRMV.-Yo era un asiduo radioyente del mítico programa La Rosa de Los vientos de Juan Antonio Cebrián. Me encantaba oír sus inigualables pasajes de la historia, su mítica tertulia de las 4 Cs y todas las secciones del programa. También tenía una sección de relatos cortos de terror, donde narraban relatos de los míticos: Howard Phillips Lovecraft y Edgar Allan Poe. Poco después, quise recordar que el periodista, y dada la repercusión que tuvo esa sección, lanzó un reto a sus oyentes: mandar microrelatos de terror y los mejores los emitiría en antena. Para mi sorpresa, mi microrelato “El Duelo” fue emitido en un programa en la temporada, creo recordar 2005/06.
En mi proceso de terapia retomé mi afición por la lectura y la escritura y escribí varios relatos cortos y poemas. Dado de alta de mi proceso de terapia tenía la necesidad de novelar un proceso como el que había vivido. Así que decidí, con personajes ficticios narrar un proceso semejante al mío. Personajes ficticios y sin embargo, ningún compañero de terapia puede verse reflejado en él. Cómo poder explicar que no hay un solo caso que yo haya vivido en mi grupo de terapia, ni siquiera el mío y sin embargo, todos los que han leído el libro y han pasado por las cadenas del alcohol, se pueden dar por aludidos y verse reflejados de forma genérica de lo que ahí narra.

8 Soy alcohólico. Historia de una enfermedad es lo que se suele decir su ópera prima. ¿Esperaba que tuviese ese eco social que está teniendo el libro?

FRMV.-El título de la novela ya invita a intuir que en su interior puede haber una historia dura y real. Cuando salió al mercado, me encargué, junto con la editorial Éride de dar a conocer este libro en asociaciones y fundaciones del sector. Tengo que admitir y siempre con un punto de rubor, que las críticas que me llegan desde los profesionales, asociaciones y fundaciones, son altamente gratificantes y positivas. Fíjese que no en todas las asociaciones se trabaja de la misma manera con el enfermo y sin embargo todas ellas han valorado muy positivamente la historia y la lucha de Alonso, su protagonista. Así que esta aceptación me llena de responsabilidad y me anima a seguir publicitando mi novela y la recomiendo, no solo a las personas que tienen un problema con el alcohol sino a los asiduos lectores, porque pueden leer una historia que les llegará a los más sensible de su ser.

9.Está escrito con el corazón y para que llegue al corazón de los lectores. En mi caso así fue. ¿Tiene alguna anécdota que contar en este sentido de los comentarios que le hayan llegado por parte de quienes lo leyeron?.

FRMV.-El sentimiento general de las personas que han leído el libro, es que han llorado. Casi todo el mundo me dice: Me has hecho llorar. Lo que no me imaginaba era que, cada uno lloraría con personajes diferentes. Han llorado con Alonso, con Fernando, con Luís María, con Adriana o con Lola… Si tuviera que sentirme asombrado y orgulloso por algo, supongo que, dependiendo de la empatía que sienta el lector con los personajes, apreciarán cosas profundas por unos o por otros. Claro está que al protagonista no le puede pasar todo, como a los Alcántara en el Cuéntame y he tenido que crear varios personajes para completar la problemática del alcoholismo y su repercusión. 

10. Es preciosa la arenga que escribió para dar por terminado el libro. ¿Tiene pensado escribir algún poemario?. Porque madera tiene para ello. La arenga misma  lo dice y alguna que otro escrito suyo que leí en el Facebook de “Soy alcohólico también”.

FRMV.-Escribir poesía es algo que entró en mi vida sin pretenderlo. ¿Cómo podría expresar mis luchas, victorias y derrotas? Creo que no trato de escribir poemarios, sino que cuando hay necesidad de expresar sentimientos y reflexiones, me pongo a escribir y dejo que fluya, sin dejarme influenciar por otros autores o estilos.
Supongo que pasando los meses y los años habrá sin pretenderlo, un poemario.

11. ¿Hay algún proyecto a la vista como escritor o ya con esta novela se ha terminado su faceta como tal?.

FRMV.-Yo no sé el por qué escriben otras personas. Yo siento necesidad de comunicarme y he encontrado dos formas de poder hacerlo: una de ellas, los sábados, en mi grupo de terapia. La otra la lleno escribiendo. En estos momentos tengo dos proyectos avanzados. El primero es una novela que narra el alcohol en la mujer y en la adolescencia y la segunda, trata una historia ambientada en la guerra civil española.

12. La sociedad ha recuperado a una persona que lo daba todo por perdido, lo que     viene a demostrar que quien quiere puede pero sin bajar la guardia.

FRMV.-El alcoholismo es una enfermedad crónica. Tan crónica como la diabetes o la hipertensión, así que hasta el final de mis días sé que no puedo tomar una sola gota de alcohol. Si no bebo, si sigo mi tratamiento crónico, podré disfrutar de una vida sana y saludable. Yo, en mi caso dejé de beber alcohol, de fumar y de consumir otras sustancias al mismo tiempo y sé que tengo una personalidad adictiva, así que debo utilizar esta personalidad adictiva para cosas de utilidad, regular mis actividades, no dejarme llevar compulsivamente por los proyectos e intentar ser feliz.

13.Le agradezco en nombre de Melibro la deferencia de habernos concedido esta    
entrevista y que la vida le sonría como hasta ahora. Muchas gracias.  

FRMV.-Para mí ha sido un verdadero placer poder contestar a sus preguntas. Espero que hayan sido de su agrado.
Cada vez que contesto preguntas para medios de comunicación intento ser lo más franco posible y dar una información útil. Como me decía usted al principio de esta entrevista, se me viene a la cabeza la palabra “esperanza”. Hay salida y no solo para el enfermo adicto, también para los familiares.

Entrevista publicada en Melibro el 18 de diciembre de 2011












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