Datos
técnicos:
Título:
Las flores de la guerra.
Título
original: The Flowers of War.
Autora:
Geling Yan.
Traductora:
Nuria Pitarque Ledesma.
Editorial:
Punto de lectura.
1ª
edición: Enero/2013.
Encuadernación:
Tapa blanda.
Idioma:
Español.
ISBN:
978-84-663-2674-2.
Nº pág.:
256.
Sinopsis:
1937,
Nanjing: el ejército japonés ha entrado en la capital china a
sangre y fuego. La guerra ha atrapado a Shujuan junto con otras doce
estudiantes en el desván de la parroquia Santa María Magdalena, al
cuidado del padre Engelmann. Aunque hay algo que sacude su mundo con
más fuerza que el sonido de los disparos.
Cuando
la misteriosa y seductora Zhao Yumo llega al frente de un grupo de
prostitutas en busca de refugio, las niñas y los clérigos tienen
que enfrentarse a sus propias encrucijadas: ¿dónde está la
justicia?, ¿qué los distingue de esas mujeres?, ¿cómo defenderse
de la crueldad?
Opinión
Personal:
Hay
conflictos bélicos que nos resultan más lejanos y desconocidos, ya
no solo por su ubicación geográfica, sino por las causas que
originaron esos enfrentamientos armados y los contendientes que los
protagonizaron. Por eso me llamó mucho la atención la novela de la
escritora china Geling Yan, Las flores de la guerra, porque su
argumento se desarrolla en la segunda guerra chino-japonesa, que
finalmente enlazaría con la Segunda Guerra Mundial, tras el ataque
del llamado ejército imperial a Pearl Harbour en 1941. Sin duda
alguna, merece la pena su lectura, porque a lo largo de los 17
capítulos más el epílogo en los que está estructurada, el
narrador omnisciente relata la masacre más repulsiva y cruel a la
que se vio sometida la ciudad de Nanjing en el mes de diciembre de
1937 por las tropas japonesas. Una vez leída esta novela,
uno se vuelve a preguntar hasta donde puede llegar la crueldad y la
sinrazón humana con sus semejantes, aunque está claro que no tiene
límites, después de que a lo largo de los siglos los choques
militares forman parte de la historia de la humanidad.
(Nanjing-diciembre 1937)
La
vida en la parroquia de Santa María Magdalena en Nanjing da un
vuelco desde que las tropas japonesas entran a sangre y fuego en la que por
aquel entonces era la capital China. El padre Englemann, el diácono
Fabio Adornato, el cocinero George Chang, y el empleado Ah Gu, no
contaban con que tienen que dar cobijo a las estudiantes de la
Escuela de Santa María Magdalena. A estas alumnas hay que añadir
a un grupo de prostitutas que escapan desde el río Quinhuai y
saltan el muro de la parroquia para que las acogieran. El padre
Englemann trata de disuadirlas, ante la escasez de agua y alimentos
que tenían para subsistir. Pero la situación que vive la parroquia
se complica desde el momento en el que tres militares chinos
solicitan ser acogidos, ante el temor de que los apresen los soldados japoneses. El padre Englemann tiene que
velar para que se mantenga el frágil equilibro entre personajes tan
dispares, porque no está dispuesto a que unas niñas que no han
salido de los muros de la parroquia se vean influenciadas por la
falta de moral de las prostitutas. Pese a que las jóvenes
estudiantes son alojadas en el desván, y las prostitutas en el
sótano, no por eso dejarán de producirse situaciones tensas entre
unas y otras, e incluso rencillas entre las propias alumnas, por lo
que nuevamente el padre Englemann tenía que hacer valer su
autoridad, en ocasiones ayudado por la autoridad que Zhao Yumo
ejercía sobre las demás prostitutas. En este sentido, llama la
atención el que tanto el padre Englemann como Zhao Yumo hagan uso de
su autoridad procurando utilizar las buenas formas para conseguir
aplacar los ánimos exaltados entre quienes comparten el mismo techo.
De
nuevo el lector que sienta interés por leer esta novela que hoy reseño, se encontrará con una novela que no le dejará
indiferente, ya no solo por el temor a lo que les sucederá a quienes
se refugian en esa parroquia, que parecen tener una cierta esperanza
de que no sufran las atrocidades a la que es sometida la población
civil Nanjing, sino también por la reacción que tendrán quienes
acuden a solicitar cobijo a un recinto en el que convivirán
personajes de procedencia heterogénea, y que formarán un universo en
el que se se producirán situaciones tensas que pueden ponerlas en riesgo, al tener información sobre lo que hacen los japoneses con chicas tan jóvenes como las que se refugian en la parroquia. Pero también el lector tendrá información a través de la
voz narrativa sobre la salvaje y despiadada actuación de los soldados
japoneses que cometen todo tipo de vejaciones en una población civil
indefensa, y ejecutan a los soldados chinos sin miramiento alguno,
omitiendo incluso los acuerdos firmados en la Convención de Ginebra, hasta el punto de que no respetan ni la Zona de Seguridad. Son testimonios visuales porque se describen con detalle, de los que el lector
podrá imaginar las escenas que relatan quienes tienen que salir por
algún motivo de esa parroquia, pese a que saben que se juegan la
vida si salen fuera de sus muros, o quienes relatan lo que les sucedió con las tropas
japonesas por su condición de militares. Sin duda alguna, esos
testimonios describen episodios duros, espeluznantes, crueles y desgarradores y uno vuelve a
preguntarse cómo es posible que esos militares chinos pudieron salir
con un mínimo hilo de vida de un escenario en el que se
enfrentaron a episodios terroríficos originados por la
crueldad y la sinrazón humana.
Las
flores de la guerra es una novela de personajes, pese a que el
lector se familiarizará con la parroquia de Santa María Magdalena,
que irá conociendo con las minuciosas descripciones que relata el
narrador omnisciente. Y es que Geling Yan construye una novela coral
porque, como digo en estos casos, todos los personajes desempeñan un papel
destacado en algunas fases de la novela, con el añadido de que tienen que mantener ese difícil equilibrio entre quienes
conviven a la fuerza bajo el techo de una iglesia estadounidense. El lector tiene ante sí un universo de personajes
cuyas vidas se entrecruzan en ese oasis, como lo define en algún
momento de la trama el padre Englemann, y de los que el narrador
ofrecerá información tanto de su aspecto físico como retazos del
pasado de los que más peso tienen a lo largo de los capítulos.
También relata reflexiones que hacen algunos de ellos ante
situaciones que les afectan, o lo que piensan sobre algunos personajes con los que en algún
momento dado mantienen una relación más cercana, e incluso íntima. Llamarán la atención del lector determinados detalles a los
que se refiere el narrador, que guardan relación sobre todo con los
gestos, las miradas y las expresiones de los personajes, lo que ayuda
a que uno imagine con claridad las escenas que protagonizan.
La
lectura de Las flores de la guerra me resultó muy envolvente,
porque Geling Yan supo cómo atraer mi atención desde las primeras
páginas. La escritora china recrea una trama con tal realismo que
todos los episodios que se relatan a lo largo de los capítulos bien
pudieron ocurrir realmente en el mes de diciembre de 1937 en Nanjing. Ese realismo está plasmado también en las
escenas que podrían definirse como costumbristas, como es el día a día de unas
estudiantes que apenas alcanzan los trece años, y que no han salido
de los muros que rodean la parroquia, y unas prostitutas que utilizan
sus artes para conseguir sus propósitos, que no son otros que la
subsistencia en un medio en el que la escasez de alimentos y agua
puede conducir a un final drástico. Esa diferencia entre ambos
grupos de jóvenes queda reflejada también en el lenguaje que
utilizan en sus conversaciones, por lo que el padre Englemann y el
diácono Fabio Adornato se las ven y desean en algunos momentos
para que las alumnas no copien los malos modales y el lenguaje
malsonante de las prostitutas, pese a que el choque entre unas y
otras se producirá en varias fases de la narración. Geling Yan
refleja también en el lenguaje la tensión que viven tanto el padre
Englemann como Fabio Adornato, lo que en ocasiones dificultará su
comprensión a sus interlocutores. Pero también el lector se
encuentra con episodios de gran tensión narrativa en los que
tienen presencia los militares japoneses, y que darán lugar a
escenas muy desagradables que presenciarán las niñas desde su
refugio.
Quienes gustan leer novelas ambientadas en períodos bélicos tienen en Las flores de la guerra una lectura muy atractiva y envolvente, cargada de realismo, con un reparto coral de personajes trazados con un marcado trasfondo psicológico. Geling Yan muestra a lo largo de los capítulos a través de los personajes que buscan refugio en la parroquia de Santa María Magdalena en Nanjing, su lucha por la supervivencia y la incertidumbre que se va apoderando de ellos ante la masacre cometida por el Ejército Imperial Japonés en Nanjing, desde su entrada a sangre y fuego en la capital china. El desarrollo de la trama va de menos a más y el lector se encuentra en el tramo final con unos giros que atraen su atención por lo que significan para el devenir de la parroquia y sus moradores, y lo mantienen en vilo hasta el desenlace.
Quienes gustan leer novelas ambientadas en períodos bélicos tienen en Las flores de la guerra una lectura muy atractiva y envolvente, cargada de realismo, con un reparto coral de personajes trazados con un marcado trasfondo psicológico. Geling Yan muestra a lo largo de los capítulos a través de los personajes que buscan refugio en la parroquia de Santa María Magdalena en Nanjing, su lucha por la supervivencia y la incertidumbre que se va apoderando de ellos ante la masacre cometida por el Ejército Imperial Japonés en Nanjing, desde su entrada a sangre y fuego en la capital china. El desarrollo de la trama va de menos a más y el lector se encuentra en el tramo final con unos giros que atraen su atención por lo que significan para el devenir de la parroquia y sus moradores, y lo mantienen en vilo hasta el desenlace.
Biografía:
Geling
Yan nació en Shangai en 1958 en el seno de una familia de artistas y
a los trece años entró a formar parte del Ejército Popular de
Liberación. Escribió sus primeras novelas en China, antes de
trasladarse a Estados Unidos en 1989. Ha publicado más de veinte
títulos, entre los que destacan La novena viuda (Alfaguara,
2011), declarada por Asia Wekley como una de las diez mejores novelas
en lengua china de 2006. Su obra, traducida a catorce idiomas, ha
sido llevada al cine con gran éxito y ha recibido numerosos premios,
entre ellos el Premio a la Mejor Novela otorgado por el Primer
Festival de Novela en 2010 para Little Aunt Tatsuru, y por la
Academia China de Ficción en 2008 para Little Aunt Tatsuru y en
2011 para The Criminal Lu Yanshi.
Actualmente
Geling Yan vive parte del año en Berlin y parte en Beijing. Las
flores de la guerra es su primera novela en Punto de Lectura.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía de la autora, tomados de la web Megustaleer. Fotografía de Geling Yan, tomada de Wikipedia. Imagen masacre Nanjing 1937, tomada de la web The Nanking Massacre. Imagen cartel película Las flores de la guerra, tomada de la web de Abc.es.