Datos técnicos:
Título: 7LR (Siete lágrimas rojas)
Autor: Juan Miguel de los Ríos
Editorial: Ediciones del Genal
1ª edición: Septiembre/2017
Encuadernación: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-16871-45-2
Nº Pág.: 481
Sinopsis:
A
pocos días de que comience la Semana Santa en Málaga, la Virgen del
Rosario, en una parroquia de la barriada malagueña de El Palo,
amanece llorando sangre. Horas después, la Virgen de los Remedios,
en la iglesia de los Mártires, y la Virgen de la Expiración, en la
parroquia de San Pedro, repiten el supuesto milagro. En los cinco
días siguientes tres imágenes más aparecerán con el rostro
maculado de sangre: la Virgen de la Amargura en la ermita de
Zamarrilla, María Santísima de la O en la iglesia de los Mártires,
y la Virgen de la Esperanza en su basílica, junto al cauce del río
Guadalmedina. El Vaticano enviará a uno de sus hombres en la sombra,
un jesuita malagueño llamado Elías, que lleva 30 años sin regresar
a su ciudad huyendo de unos sucesos terribles que vivió en su
adolescencia. A sus investigaciones se unirán el singular comisario
Javier López y una periodista local: Micaela, muy avezada en los
reportajes de investigación.
La
novela transcurre durante los ocho días que dura la Semana Santa,
desde el Viernes de Dolores hasta el Domingo de Resurrección.
Durante esos ocho días, los tres personajes bucearán en un
escenario urbano donde todo girará. Viajarán a través de la
cruenta historia de la ´quema de conventos. Lucharán para no perder
sus vidas y serán testigos de cómo se comportará la colosal
aglomeración de creyentes que invade la urbe guiados por su fe en
las Vírgenes milagrosas. Reconciliarán con sus antepasados a un
viejo judío salvado del holocausto nazi, y unirán a los dos
protagonistas de una hermosa historia de amor rota por los avatares
de la Guerra Civil.
En
esta novela la Fe y la Razón dirimirán sus fuerzas detrás de un
propósito: ´Salvar el alma de la ciudad”
Opinión
Personal:
Hoy
doy a conocer mis impresiones sobre una novela que me tuvo atrapado
casi sin darme respiro: 7LR (Siete lágrimas rojas), desde las
primeras páginas hasta el desenlace, todo ello contado a través de
un narrador omnisciente. Su autor, Juan Miguel de los Ríos,
construyó una trama muy solvente, con la que me dio un magnífico
paseo literario por Málaga,
a la que sin duda alguna conoce como la palma de su mano, porque me
daba la impresión de que estaba viendo, en vivo y en directo, cada
uno de los rincones que se mencionan a lo largo de las 481 páginas
que la conforman.
(Barriada de El Palo-Málaga)
En
7LR (Siete lágrimas rojas), Juan Miguel de los Ríos ofrece una
trama muy atractiva; incluso diría que adictiva. El lector se
encuentra con unos hechos ficticios que tienen una clara base
histórica, de la que se dará perfecta cuenta a medida que se acerca
al desenlace de la novela. El padre Fabián hacía su ronda habitual
en la iglesia de las Angustias, en la que entre otras imágenes, se
venera a la Virgen del Rosario. Cuando se acerca a la Virgen «se
enfrenta a algo que no podía imaginar. Es una lágrima roja que
macula su rostro. La Virgen está llorando sangre»
(pág. 14). Desde ese momento, el interés del lector se incrementa,
pues las alarmas saltan tanto en el obispado como en el ayuntamiento
de la ciudad, ante el temor de la avalancha de peregrinos que se les
puede venir encima, una vez que se haga público ese acontecimiento
inusual, al que algunos ya tildarán como milagro. Pero el temor y la
preocupación se apoderará de las autoridades civiles y
eclesiásticas, al tener constancia de que en los cinco días
siguientes iban a tener lugar unas escenas similares a las producidas
en la iglesia ya mencionada. El Vaticano decide que lo que está
sucediendo tiene que ser investigado por uno de sus hombres en la
sombra, por lo que envían al jesuita malagueño llamado Elías: un
joven agente que ya había cumplido otras misiones encargadas por la
Santa Sede, por lo que su experiencia le señalaba como el candidato
idóneo para averiguar lo que estaba sucediendo en su tierra natal, a
la que hacía ya treinta años que no regresaba.
A
medida que avanzaba la lectura de 7LR (Siete lágrimas rojas), me
dije en más de una ocasión que no me extrañaba que fuese elegida
cuarto finalista del Premio Planeta del año 2016. Y es que el
escritor malagueño ofrece al lector un magnífico trabajo, en el que
demuestra su buen hacer literario, no solo en lo que al equilibrio de
la trama se refiere, sino también en el estilo narrativo que, como
bien dice Juan Eslava Galán en una de las dos opiniones que se
ofrecen en la contraportada, como parte del márketing de la
editorial para atraer el interés de potenciales lectores, «Es
una intriga trepidante al estilo de El Código da Vinci, solo que
está muy bien escrita».
En este sentido, y sobre todo en lo referente a lo bien escrita que
está, estoy de acuerdo con lo que dice el autor jiennense, porque el
escritor malagueño tiene un estilo narrativo muy cuidado; incluso
diría que tiene un sello particular a la hora de contar los
episodios que relata la voz universal, porque el lector se encontrará
con un narrador que se implica de pleno en el relato. En más de una
ocasión el estilo indirecto forma parte de esa voz narrativa, ya que
en las descripciones de algunas escenas se encontrarán diálogos
intercalados de forma indirecta. En mi modesta opinión, este estilo
indirecto suele ralentizar la lectura, porque las frases se hacen más
complejas, pero no fue este el caso, ya que en la mayoría de las
ocasiones que esto ocurría me hacía levantar alguna que otra
sonrisa, sobre todo cuando entraban en escena Micaela, la periodista
que trabajaba para el diario La Opinión de Málaga, o el comisario
Javier López, que me tenía completamente ganado con su particular
verborrea y gracejo andaluz. En este sentido, hay algunos diálogos
en los que intervienen ambos personajes que no tienen desperdicio
alguno, por el humor e ironía que les caracterizan; incluso también
sorprenderá el humor que muestra el sacerdote jesuita en alguna que
otra ocasión. Aunque, sin embargo, no diría que el ritmo narrativo
de la novela es trepidante, como dice el autor de novelas como La
Mula, sino que más bien es fluido, ya que el misterio y la intriga
que domina la trama incrementa el interés del lector por todo lo que
sucede a lo largo de su desarrollo. De hecho, hay un claro dominio de
la narración sobre los diálogos, con lo que esto significa, pero
como nos encontraremos con escenas en las que la acción está
servida, ayudan a causar ese efecto en la lectura, a parte de lo ya
comentado sobre los diálogos indirectos.
En
el párrafo anterior mencionaba el equilibrio de la trama. Y es que,
en mi modesta opinión, entiendo que Juan Miguel de los Ríos ofrece
al lector unos episodios muy atractivos, en los que la ficción y la
historia están perfectamente ensamblados, con el añadido de que
están protagonizados por unos personajes que resultan muy
atractivos.
En
7LR (Siete lágrimas rojas), el lector se encuentra con unos
personajes difíciles de olvidar, por los por los rasgos que
caracterizan a cada uno de ellos, tanto el protagonista indiscutible
de la novela, como es Elías, el sacerdote jesuita, como los
personajes secundarios que el lector se encuentra a lo largo de los
doce grandes capítulos en los que se estructura la novela. A ellos
hay que añadir un elenco interesante de secundarios que con el paso
de los episodios van tomando relevancia en el desarrollo de la trama.
Entre ellos destacaría las figuras de Ernesto Miranda e Inés
Albilla. Al primero de ellos lo conoceremos de forma pasiva, a través
de la información que van recabando los investigadores, y por el
relato que ofrecerá Inés Albilla, pese a que tenía pocos momentos
de lucidez, y esperaba el fin de sus días en una residencia, y que
que había vivido con Ernesto un romance que todavía no había
olvidado. El coleccionista de arte Philippe Savouier, y David Ben
Ishti, un viejo judío salvado del holocausto nazi, también atraerán
la atención del lector. A ellos hay que añadir un peculiar
personaje que surgirá entre los cerca de cuatro millones de
peregrinos que inundan Málaga, y que se hace llamar Nicodemo, a
quien el lector verá acompañado por dos acólitos a los que llama
Dimas y Gestas. El lector se encontrará con otros personajes que
aparecerán ya en momentos puntuales, caso del padre Ugarte, mentor
del jesuita Elías, o del padre Eugenio, quien estaba encargado de la
custodia de la biblioteca de Ernesto Miranda. Pero diría que el
personaje por excelencia de esta novela es Málaga, de la que el
autor nos ofrece un pormenorizado recorrido por sus barrios, calles y
edificios más emblemáticos, pese a la dificultad que supone el
moverse por una ciudad atestada de peregrinos.
(Basílica Santa María de la Victoria-Málaga)
En
lo que a la ficción se refiere, a la investigación que llevan a
cabo los tres personajes ya mencionados, hay que añadir la
imaginación del autor a la hora de mostrar la Semana Santa de
Málaga, ante la avalancha de peregrinos que inundan la ciudad,
porque en algún momento de la narración se menciona que había en
Málaga alrededor de cuatro millones de fieles. Imagínese el lector
la sensación que causan las escenas en las que el narrador muestra
el ambiente de caos que se vive en Málaga durante esos días; aunque
es un caos un tanto organizado, porque las autoridades procuran
mantener el orden dentro de lo posible, ayudados por la presencia
pacífica de los peregrinos. Y hay que ponerse también en la piel de
los propios malagueños, que ven cómo su día a día se ve
interrumpido por la presencia de esa avalancha de peregrinos que
inunda la ciudad. Puede decirse que asistimos a una Semana Santa
distópica, por las condiciones atípicas en las que se producen los
actos que tienen lugar en ese período. En este sentido, llama la
atención los guiños que hace el autor, tanto en lo relativo a la
procesión de los tronos, como a uno de los momentos cumbres que
encandilan a los malagueños, como es la presencia de El Cristo de la
Buena Muerte por las calles de Málaga, escoltado por la Legión
Española. Esos días, Elías y sus dos compañeros de investigación
se tendrán que enfrentar a un peculiar personaje, al que todos
conocen como Nicodemo, y que va acompañado por dos esbirros a los
que llama Gestas y Dimas, y se preguntarán que les mueve a actuar de
esa forma, o si son dirigidos por alguien interesado en que no se
descubra qué es lo que realmente está pasando.
En
la novela nos encontraremos con una parte histórica, que será
presentada al lector bien a través de la documentación que
encuentran Elías y sus dos compañeros de investigación, una buena
parte de ella en forma epistolar, que figura en las cartas que
guardaba el ya fallecido Ernesto Miranda, o bien a través del relato
que Inés Albilla le hace al sacerdote jesuita. También obtendremos
información a través del ya mencionado coleccionista belga, y del
judío David Ben Ishti. Entre todos ellos informarán de lo
ocurrido en Málaga durante la quema de conventos e iglesias en 1931
y lo sucedido en la masacre que tuvo lugar en la carretera
Málaga-Almería, conocida popularmente como La Desbandada, tras la
entrada en Málaga de las topas franquistas durante la Guerra Civil
Española.
7LR
(Siete lágrimas rojas), es una novela bien escrita, en la que el
lector tiene el entretenimiento asegurado, una investigación en la
que las fases de la misma se van presentando en pequeñas dosis,
unos personajes muy atractivos e inolvidables, y un romance que se
vio truncado por el estallido de la Guerra Civil Española. Sin duda
alguna, el autor ofrece, pese a la situación extrema que vive la
ciudad en esa Semana Santa, un magnífico paseo por sus rincones. El
misterio y la intriga están asegurados a lo largo de las páginas
que la conforman, y el autor ofrece un desenlace en el que se
desvelan finalmente todas las dudas que se plantearon a lo largo del
desarrollo de la trama.
Biografía:
Juan
Miguel de los Ríos (Málaga, 1971). Es ingeniero informático por la
Universidad de Málaga. Actualmente reparte su trabajo entre su
profesión como Ingeniero y director de su empresa de software, y la
escritura.
Es
autor de tres novelas: El mar no puede morir (publicada en 2006)
donde se nos narra una historia sobre la búsqueda de la felicidad,
construido sobre los poemas de Manuel Alcántara e hilado como un
relato de intriga y misterio. En Cuando suenan las palabras (2010),
se nos describe una historia sobre el sentido de la existencia,
conducida a partir del naufragio del bargo alemán Gneidesenau, que
aconteció en diciembre de 1900 en la bahía de Málaga.
Con
su tercera novela 7LR (Siete lágrimas rojas), quedó 4º finalista
en la edición de los Premios Planeta de 2016.
Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor, tomados de la novela. Imágenes que acompañan al cuerpo de la reseña, de google imágenes. Fotografía de Juan Miguel de los Ríos, de su muro de facebook