martes, 15 de diciembre de 2020

Tres Muertos, de Manuel Machuca.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

Datos técnicos:



Título: Tres muertos.

Autor: Manuel Machuca.

Editorial: La Isla de Siltolá.

1ª edición: 2019.

Encuadernación: Tapa blanda con solapa.

ISBN: 978-84-17352-42-4.

Idioma: Español.

Nº pág.: 344.



Sinopsis:


Un deportista tardío, entrenador prematuro, profesional precoz y científico frustrado, convertido en su madurez en novelista de segunda o tercera fila, según sus propias palabras, escribe la historia de su familia con el objetivo de encontrar respuestas a su propia vida. Una vida en búsqueda constante en la que alcanzó sus metas, unas veces demasiado pronto y otras demasiado tarde. Hijo de una familia de clase media alta, universitaria, a la que los años de la transición española desestructuró por completo, relata sus recuerdos y su historia, a través de las voces de su abuela, de su madre y de él mismo los días en el que fallece alguien importante para cada uno de ellos.

Tres muertos es una novela que recorre junto a sus protagonistas la historia de España desde finales del siglo XIX hasta nuestros días, pero que, sobre todo, trata sobre el perdón como camino de salvación personal; escrita en una época actual, en la que la venganza y la destrucción de las víctimas ha sustituido a la reinserción social y a la capacidad de perdonar, socavando de esta forma los cimientos éticos de nuestra sociedad. Manuel Machuca colabora con diversas publicaciones culturales y de información general. Tres muertos es su cuarta novela.


Opinión Personal:


El escritor Manuel Machuca (Sevilla, 1963) ya es habitual en este blog, porque Tres muertos es la cuarta novela que publica y la cuarta que leo y reseño de este escritor sevillano en mi rincón literario. A su ópera prima, Aquél viernes de julio (reseña), cuya trama gira en torno a los primeros días de la Guerra Civil Española en Sevilla. Su siguiente obra, El guacamayo rojo (reseña), es un homenaje a los emigrantes andaluces que han tenido que abandonar su querida tierra en busca de un futuro mejor. Después le tocó el turno a Tres mil viajes al sur (reseña), novela con la que sorprende al lector y a la crítica especializada, y con la que quedó finalista del Premio Ateneo Sevilla 2015, en la que ofrece testimonios de clara denuncia social cargados de realismo, y en la que aborda la situación que viven los más desfavorecidos en la barriada sevillana de Las Tres Mil Viviendas.

 
  (Calle Zacatín-Granada)
Dice la editorial en la sinopsis de Tres muertos que Manuel Machuca se ha convertido en un  escritor de segunda o tercera fila, según afirma el propio autor hispalense. Más bien diría que se ha consolidado en la primera división de la narrativa española, por derecho propio y sin hacer ruido, por la calidad de su producción literaria. Si me preguntan cómo definirlo: sabe ganarse a los lectores contándoles historias cercanas, con las que no deja indiferente, porque si hay algo que las une es el trasfondo social que se refleja en sus tramas, en mayor o menor intensidad, acorde con el argumento que plantea en cada una de ellas. Pero también las une su estilo fresco y directo, el empleo de un lenguaje sencillo y cercano, a la par que cuidado, y la consistencia de los diálogos, si bien en Tres muertos esa consistencia a la que me refiero queda patente en la solidez del relato de las tres voces narrativas. Hay que tener muy en cuenta también la razón de ser de cada novela, el fin y el mensaje con el que las escribe y que manda a través de cada una de sus novelas.

Tres muertos es su trabajo literario más personal. La carta inicial que expone antes del cuerpo de la novela es un claro adelanto de lo que se va a encontrar el lector a lo largo de su desarrollo. El autor explica en ella que «siente la necesidad de ponerle palabras a lo que ha sido nuestra historia». «Quiero escribir sobre nuestra vida en común, sobre la de quienes nos antecedieron, porque siento que ha llegado el momento para mí de hacerlo, de llegar al fondo de mis sentimientos hacia vosotros, de lo que habéis significado para mí. Lo necesito». Tres muertos es también una sucesión de preguntas, reproches, de dolor, de perdón, de culpa, pero también de comprensión y de reconciliación, de superación, de fortaleza y de reflexiones. En Tres muertos hay lugar también al reconocimiento por la labor que realizan las generaciones precedentes, porque se preocuparon por el bienestar de sus descendientes para que tuvieran un futuro estable sin pasar por las estrecheces que sufrieron algunos de los miembros de esta saga familiar, aunque tuvieran que realizar estudios universitarios impuestos y no los que ellos hubieran preferido cursar.

El lector tiene que ser muy consciente de lo que se va a encontrar en la historia que relata Manuel Machuca a lo largo del desarrollo de esta novela que hoy reseño y recomiendo sin dudar. Tiene que estar muy preparado porque se va a encontrar con un autor que le cuenta sus vivencias más íntimas y la de quienes le anteceden en su árbol genealógico, si bien uno no sabe qué episodios son realmente biográficos ni cuáles encajan en las tres tramas como si realmente los hubieran vivido los tres protagonistas pasivos y las tres voces narrativas. También tiene que estar muy preparado porque no se va a encontrar con una novela al uso; en mi caso, me acompañó durante todo el tiempo que me duró conocer la historia de esta saga familiar la magnífica novela de Miguel Delibes, Cinco horas con Mario, en la que el soliloquio es la técnica empleada por el escritor vallisoletano, y que utiliza la viuda y narradora ante el cadáver de su marido para repasar, a través de los recuerdos, los altibajos de su vida en común y al mismo tiempo recrear la España provinciana de la época. Pero también va a disfrutar a fuego lento de tres historias que no le van a dejar indiferente, contadas por el autor a través de las tres voces narrativas desde lo más profundo de su alma. Tres voces narrativas que vierten sus emociones, sentimientos y un cúmulo de sensaciones que fueron acumulando durante sus años de convivencia con el personaje pasivo al que se dirigen en sus monólogos.

 (Café Suizo-Granada)

La primera historia que conocerá el lector es la de la abuela del escritor, bajo el título de La hija del capitán Esmeralda. La narradora se dirige a Dolores, la criada que lleva con ella interna desde hace años. Es un relato que tiene lugar en la mañana del 23 de junio de 1981, recién empezado el verano, cuando el calor empieza a hacer mella en Sevilla. El lector se encontrará con un monólogo conformado por idas y venidas y breves pausas. Unas idas y venidas que achacaba la protagonista y narradora a los vaivenes de su edad, porque tan pronto empezaba a contarle una historia como se desviaba de la misma engarzándola con otra que no parecía tener relación alguna con la que había empezado. Unas breves pausas que esperaba con interés porque me preguntaba qué le diría en el siguiente interludio a su compañera, criada y amiga. En mi modesta opinión, entendía que era la técnica que seguía para que su afligida compañera le prestara más atención, porque temía que fuese la criada quien se derrumbara con tanta tristeza, y no ella, que era la viuda del finado, a quien velaban y esperaban a que su hija cumplimentara los trámites necesarios para enterrarlo en el camposanto.

Al relato de la abuela le sucede el de la madre del escritor, La hija del Cabal, quien cuenta su historia un 27 de abril de 1987, en una noche en la que empieza la Feria de Abril y llueve a mares, truena, como la lluvia de reproches que le echa a su marido, porque «el alcohol, que antes borraba de tu memoria lo que habías hecho el día anterior, hace tiempo que la hizo desaparecer para siempre» (pág. 177). Le reprende la vida desenfrenada y de derroche que llevó y cómo fue convirtiéndose en el muerto en vida que es, después de todo lo que insistió para reconducir el mal camino que lo asomaría a un final que no quería que tuviese. Una de las sevillanas que se escuchan desde la ventana de la sala en la que están los dos, le recuerda a la narradora su relación con Gregorio, evocado en varios episodios de su relato, y se pregunta cómo cambiaría su vida si alguna de sus dos anteriores parejas no hubiera roto con ella. Pese a que su marido está en su mundo, ella sabe que este es el día elegido para hablar, para desahogarse y sacar las tripas, porque también se acuerda de la difícil y dura infancia que pasó.

Un salto en el tiempo sitúa al lector en el 8 de febrero de 2018. Es el escritor quien toma el relevo con su soliloquio, cuya narración lleva el título de la canción de Triana, Hijos del agobio. «Le he pedido a mi hermana que se encargue de los trámites del entierro de su madre, y que lo retrase cuanto pueda. Se lo he rogado porque necesitaba estar aquí contigo antes de que abandonaras esta casa para siempre» (pág. 269). Es su relato manifiesta el dolor por la muerte de su madre, es el desgarro que siente por lo que intuye que fue la vida de su progenitora. Es empezar a comprenderla en ese velatorio personal para sentir piedad y perdonarla. Es un repaso a su infancia, dura, aunque tampoco faltó la alegría. Es la añoranza por su abuela, y el cariño que heredó de ella por la lectura y la pasión por la escritura. Es un recorrido por sus estudios, su afición tardía al deporte, la justicia social o la labor que debería de desempeñar la Farmacia como profesión en la sociedad.

 (Expo Iberoam. Sevilla-1929)

Tres muertos es la crónica de una saga familiar que contiene tres historias que se complementan. Está conformada por una sucesión de episodios descritos con gran realismo, y una gran profundidad psicológica a lo largo de todo su desarrollo. Si la carta inicial que el autor dirige a la familia es un adelanto de lo que el lector se encontrará a lo largo del desarrollo de la trama de esta novela que hoy reseño, otro tanto puede decirse de su estructura, así como las citas y las letras de las canciones del grupo Triana,ya mencionadas en el quinto y séptimo párrafo de esta reseña. La crónica de esta saga familiar comienza en Granada, ciudad en la que se codeaban con lo más granado de la sociedad nazarí, porque el abuelo materno regentaba una zapatería en pleno centro, que era un negocio solvente y regentado con maestría por el cabeza de familia, hasta que empezó el declive. Un declive que llevará a la abuela del escritor a vivir en Sevilla tras su segundo matrimonio, con un policía republicano conocido como el Cabal. En Sevilla les sorprenderá la sublevación militar que daría lugar a la Guerra Civil Española, período en el que la familia vivirá una serie de episodios que atraerán la atención del lector, no sólo por lo que significó este cruento conflicto fratricida para los ciudadanos, sino porque se encuentra con hechos que muestran las duras decisiones que se tomaron para evitar unas represalias de las que todos eran conscientes del desenlace que les esperaba. Las Islas Canarias serán su siguiente destino, del que tres años más tarde regresará a la ciudad del Guadalquivir. Estoy seguro que sentirá interés por muchos de los episodios que viven las tres generaciones que la conforman, y los paralelismos que se forman entre sus miembros, sobre todo, en los matrimonios de las dos primeras que dan lugar a una serie de interrogantes en sus monólogos, al igual que otros le atraerán su atención por los giros que tienen lugar en alguna fases de las tres subtramas. Tres muertos es la historia de una saga familiar, pero es también la historia de España desde finales del siglo XIX hasta la actualidad, en la que se percibe la evolución del país, desde lo que fue la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, a la crudeza y barbarie que provocó una guerra fratricida, los años convulsos de la posguerra, sin faltar las críticas al comportamiento del país en general en determinadas situaciones, de las que mostrarán su queja los tres narradores en algunas fases de su relato.


Biografía:


Manuel Machuca debutó como novelista con "Aquel viernes de julio", a la que siguieron "El
guacamayo rojo" y "Tres mil viajes al sur", con la que fue finalista del Premio Ateneo de novela de Sevilla.
Ha coordinado dos libros de relatos de escritores farmacéuticos, "Relatos de farmacéuticos" e "Hidra verde", y otro sobre la rivalidad del fútbol sevillano, "El derbi final".
Ha colaborado en diversas revistas, culturales como la argentina Motor de Ideas; de información general, como Cambio 16, Cuadernos para el Diálogo; periódicos como los diarios del Grupo Joly, Andalucía Información; y diversas revistas científicas y deportivas, obteniendo el Premio periodístico de la Fundación Avenzoar. "Tres muertos" es su cuarta novela. 

 

Nota: Datos técnicos, sinopsis y biografía del autor,l tomados de la web de la editorial La Isla de Siltolá. Fotografía de Manuel Machuca tomada de la web del Diario de Sevilla. Imagen de la Calle Zacatín, de Granada, tomada de al web Pueblos de España. Imagen del Café Suizo, de Granada, tomada de la web Granada Digital. Imagen de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929, tomada de la web del Diario El Mundo. 

 

7 comentarios:

  1. Yo me descubro ante esta novela de Manuel Machuca. Me emocionó hasta los tuétanos.

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    1. Estoy totalmente de acuerdo, Salvador. Los sentimientos, las emociones y sensaciones que vierten las tres voces narrativas surten efecto en el lector. Un abrazo.

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  2. Ays, me has dejado con muchísimas ganas de leer esta novela! Fantástica reseña. Se nota que la has disfrutado de principio a fin.
    Besotes!!!

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  3. Hola Paco, veo que conoces muy bien la narrativa del autor, que yo aún tengo pendiente, me llevo apuntada esta novela que tu estupenda reseña me ha convencido que tengo que leerla si o si. Besinos.

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  4. Después de esta reseña, no queda más remedio que echarle un ojo. Ya te contaré
    Besos

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  5. Te leo y me imagino a la vez leyéndolo yo, y es que me encanta lo que cuentas; pero luego me veo yo sola ante el libro y se me hace taaaaaan cuesta arriba... Más adelante sé que lo lograré 😁😉💋

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  6. Recuerdo que me dejó muy impresionada. Machuca se dejó la piel en este libro. Me alegro que te haya gustado. Besos

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