viernes, 25 de diciembre de 2015

¡Feliz Navidad! (Relato)

Diciembre de 1944
Por fin Peter, que había cumplido ya los trece años, se durmió, aunque era un sueño inquieto, intranquilo. Mañana era el día de Navidad y sabía que vendría Santa Claus pero, sin embargo, en esta ocasión, no había pedido nada de especial; bueno, sí lo había pedido pero hace más de dos años que no sabía nada de su querido padre, James, que había sido llamado a filas. Se le daba por desaparecido y las esperanzas de que lo encontraran con vida eran mínimas.
Entre sueños, sintió que llamaban a la puerta. Escuchó a su madre dar voces «—¡Ya va!¡Ya va!—» Anne se vistió rápidamente una bata raída, que en otro tiempo había sido de colores alegres, y se puso unas babuchas que eran de su marido. Habían tenido que vender algunas de sus cosas más preciadas para poder subsistir y comprar algo con la cartilla de racionamiento; era imposible acudir al estraperlo para poder llevarse algún alimento más decente a la boca. Desde que su marido partió al frente, el huerto estaba abandonado y los continuos bombardeos en la capital habían destrozado gran parte de su barrio. Su humilde vivienda sobrevivía milagrosamente.
  —¡Ya va!¡Ya va!— ¿Quién será a estas horas? No tenía nada que ofrecer, no tenía ni ganas de hacer nada. No estaba su marido. Parecía que Anne había envejecido diez años de golpe. Estaba totalmente desconocida. No era aquella muchacha alegre y vivaracha que se desvivía por su familia. Todo le daba igual.
—¡Ya va!¡Ya va!— Quien fuese se podía ir de una vez. Con su aspecto no estaba para recibir a nadie, y menos a esas horas de la noche. Si su marido la viese así, desgreñada, con la ropa raída, el pelo desaliñado, la cara irreconocible, la casa hecha una cochambrera...
—¡Anne, abre de una vez! ¡Que me muero de frío!
—¿James? ¿Eres tú?
—¡Que abras!
Abrió la puerta desconchada de la casa, de una casa que parecía otra. Pero, no, no era James. Era su cuñado. Él había tenido más suerte. La Resistencia había podido liberarlo con la ayuda del ejército británico.
—!Oh! Eres tú.
—Sí, soy yo. Anne. Pero.... arréglate. Te traigo buenas noticias. ¡Han rescatado a James! ¡Está vivo!¡Hoy celebrará la Navidad con vosotros!
Peter se había despertado con las voces. Al escuchar el nombre de su padre, bajó las escaleras lo más rápido que pudo y allí estaban su madre y su querido tío abrazados. Su madre lloraba, no sabía si de alegría o de rabia.
—¡Gracias, Santa! Las Navidades más felices de mi vida. El mejor regalo que he podido tener, el regreso de mi padre.

9 comentarios:

  1. hola me ha encantado, supongo que ese es el espíritu que debemos tener, el que en Navidad todo es posible, y extenderlo a lo largo del año e intentar cumplir nuestros sueños con independencia de la fecha. Enhorabuena

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  2. Hola! Feliz Navidad y gracias por el relato!!
    Un beso.

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  3. ¡Qué relato más bonito! Capta muy bien el espíritu de la Navidad, como menciona nosolo leo, me ha gustado mucho, gracias por compartirlo. ¡Muy felices fiestas!

    Besos.

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  4. Sí, Navidad es época de milagros, al menos en los cuentos. Gracias por traernos uno.
    Un abrazo. Y, por supuesto, feliz navidad.

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  5. Qué bonito!!! Gracias por compartirlo. Feliz navidad.

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  6. Me encanta que nos desees felices fiestas con un relato tan magnífico como este: brillante, conciso, vibrante, lleno de emoción... Gracias, Paco, te agradecemos muchísimo el mimo y el cariño que pones en tu blog y que ofreces a tus lectores. Así da gusto felicitarse las fiestas. Un abrazo e igualmente.

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  7. Muy bonito y ambientado en 1944, pero también me ha recordado a todos esos marineros gallegos que parten y algunos no vuelven y dejan a sus familiares siempre con el corazón en un puño.
    Felices fiestas y un fuerte abrazo.

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  8. Ohhh Paco qué bonito!! Un relato cargado de esperanza. Feliz Navidad. Besos.

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  9. Veo que los relatos te están tentando. Todos los compañeros blogueros que están publicando hoy en día empezaron publicando en su blog, ojalá esto sea el comienzo de tu producción literaria.

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